Thea Hvistendahl es una cineasta noruega reconocida por su trabajo innovador en la dirección de películas y videos musicales. Nacida el 20 de octubre de 1989 en Oslo, Noruega, Hvistendahl se graduó de la Escuela de Cine de Lillehammer (Den Norske Filmskolen) y rápidamente llamó la atención en la industria cinematográfica noruega. Ha dirigido varios cortometrajes, largometrajes y videos musicales que han recibido elogios tanto a nivel nacional como internacional.
Uno de sus trabajos más destacados es el largometraje Adjø Montebello (2017), un innovador híbrido de concierto y película narrativo que documenta el último espectáculo de la banda noruega Karpe Diem. Además de su trabajo en cine, Thea Hvistendahl ha dirigido numerosos videos musicales, colaborando con varios artistas destacados de la escena musical noruega. También ha sido reconocida con varios premios y nominaciones por su contribución al cine y la dirección de videos musicales. Su carrera sigue en ascenso, y continúa explorando nuevas formas de narrativa visual y contribuyendo significativamente a la industria cinematográfica y musical.
Hoy nos habla de su película Descanse en paz.
Me llama la atención la elección de este relato de John Ajvide Lindqvist, ¿qué fue lo que te llevo a la elección de esta historia?
Thea Hvistendahl: John tiene un libro que deseaba adaptar llamado Little Star. Traté de adaptarlo durante años, pero por problemas de venta de derechos no pudo ser. Cuando lo comentaba con los productores, mencionaros que mientras Little Star no estaba disponible, otra obra de John, Handling the Undead sí que lo estaba y que también leí en su momento. Adoro el universo que el autor crea en sus libros basados en la construcción de los personajes y la atmosfera que crea en torno a ellos. Dota su mundo de un humanismo genial, pero a la vez los introduce en mundo donde sabemos que algo no va bien, que nos despierta ese sentimiento de extrañeza. Esa creación de un mundo humano y extraño ya la usé en mi corto Children of Satan, por ello me veía preparada para la adaptación.
Cada uno de los muertos vivientes representan distintas fases del duelo por el que puede pasar una persona ante la pérdida, pero también una oscura respuesta al ‘ojalá volviera a la vida’, ¿cómo planteaste la introducción del cine de género (terror-zombies) para tratar estos temas?
Realmente existen muchas películas de terror que hablan sobre el duelo, aunque muchas veces se trate de un duelo literal con alguna criatura sobre sobrenatural. Me sentí muy atraída por esta especie de terror “low-key”, donde existen las claves del género, pero mostradas de una forma soterrada. El efecto es particularmente terrorífico por el gran trabajo de maquillaje que hay detrás y un trabajo considerable en la posproducción, donde trabajamos especialmente el diseño de sonido para crear una tensión latente y la fotografía. Gran parte de la categoría que se le puede dar a la película viene de su realización y, paralelamente, sobre la pregunta que se hacen los espectadores acerca de estos muertos vivientes: ¿Qué quieren? ¿qué buscan? ¿en qué se van a convertir? Pero gran parte del logro del film viene, sin duda, del cuidado que pusimos en sonido y cinematografía.
Sobre el diseño de sonido habría mucho que hablar porque en esta película es particularmente asombroso. Sin duda merece ser vista en una gran pantalla. ¿Cómo se llevó a cabo el trabajo para concebir este resultado tan efectivo?
Fue un trabajo muy intenso debido al ajustado tiempo que teníamos de grabación y posproducción. Toda esta concepción sonora estaba ahí desde el principio y respondía a una pregunta: ¿cómo genero una atmósfera inquietante en una película tan low-key? Pusimos muchos elementos a la hora de concebir el diseño de producción, como por ejemplo el ruido de un refrigerador y su efecto perturbador al romper el silencio. Desde el principio quise coger elementos y sonidos cuyo efecto en escena fueran sobrecogedores, pero nos llevó tiempo porque primero que teníamos que coger todos esos sonidos y luego desarrollar un diseño concreto para esas escenas. Tuvimos la suerte de contar con un equipo realmente bueno y que, al no haber muchos diálogos en el film, supimos aprovechar la sonoridad del set y poner decenas de micrófonos para experimentar. También era elemental el uso del silencio y saber cuándo debíamos usarlo para dotar a un momento concreto de esa nada inquietante que se da cuando no hay sonido. Fue realmente divertido.
Me llama la atención el oscuro retrato que haces de la ciudad: apagada, triste, gris. ¿Este retrato es también un reflejo de esa ola gris que recorre Europa?
En la película no hay demasiados exteriores, aun así, no creo que fuera mi intención que todo su aspecto visual fuera tan gris. En la novela hay muchas alusiones arquitectónicas, especialmente a las construcciones posteriores a la II Guerra Mundial, donde su desarrollo tenía como fin meter a todas las familias posibles. Mi intención era mostrar que esta situación que se da en el film pudiera estar pasándole a cualquier otra familia de esos inmensos megaedificios y que las historias escogidas eran solo una muestra representativa del duelo por el que puede estar pasando cualquiera en ese momento, porque este es un sentimiento universal
¿Cómo se plantean los proyectos futuros?
En estos momentos estoy desarrollando de varios proyectos, cuatro concretamente. ¿Cuál de ellos irá primero? No lo sé. ¿Cuándo podrán llevarse a cabo? Espero que pronto, ya iremos viendo. Espero que pronto vuelvas a ver el nombre de Thea Hvistendahl.