Cuenta la historia de Valeria, una mujer que lleva tiempo intentando tener un hijo. De repente, la misma noche en la que por fin se confirma su embarazo le visita una extraña presencia. A partir de ese momento, la monstruosa criatura la persigue manteniendo en peligro su embarazo, su pareja y la vida de su futuro bebé…

Dice un antiguo mito mexicano que, hace muchos años, existió una mujer que deambulaba por los campos recolectando huesos. Los juntaba de todos los tamaños y de dudosa procedencia. Al final del día regresaba a casa con una bolsa llena de esos elementos óseos, lista para armar un cuerpo de verdad…

Huesera, la película, se desarrolla en la ciudad, y en vez de que sea una anciana la protagonista que recolecta huesos, la historia es la de una joven mujer quien junto a su marido están deseosos de ser padres, hasta que ella logra quedar embarazada. A partir de aquí, y de manera inexplicable (ya que el relato no se detiene a dar mayores explicaciones), la chica comienza a tener visiones y a ser visitada por entes que solo ella puede ver. ¿Qué tienen en común estos entes? Tienen forma humana (aunque no sea posible distinguir sus rostros), logran quebrar distintos huesos de su cuerpo en sus movimientos, y siempre acaban con una fractura expuesta.

Dentro de la locura de Valeria (Natalia Solián) y la incredulidad de su esposo Raúl (Alfonso Dosal), la directora Michelle Garza Cervera anda con cuidado. Filma un relato que se soporta en lo sobrenatural y desde ahí construye una historia de terror que se inmiscuye en una de las uniones más sagradas de la humanidad, como lo es el amor filial. Por este motivo, el largometraje toma al espectador desde dos puntos: desde el miedo por lo que está presenciando, y por el desagrado que provoca el anticipar mentalmente escenas que tengan que ver con la relación entre una mujer prácticamente poseída por fuerzas extrañas y una criatura que no ha llegado al mes de vida.

Pero no hay que equivocarse. A lo largo de la cinematografía mundial son muchas las películas de horror o simplemente ficción que tratan temas complejos de amor filial. La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968) es el emblema en terror acerca de esta temática, pero dicho bebé es solo la consecuencia, no hay antagonismo entre madre e hijo, sino que la película se afirma en la concepción y embarazo de la progenitora. En el caso de Huesera, el bebé sí nace y se producen situaciones desagradables o difíciles de ver entre madre e hija, aunque Garza Cervera las filma con cautela y respeto.

Huesera es la ópera prima de Garza Cervera. Antes solo tenía algunos cortometrajes bajo su tutela. Se preocupa de tener un ritmo pausado pero firme, y que en cuanto al horror se preocupa de mostrar solo lo justo y necesario, se desenvuelve bien en la dirección de personajes y en los lugares externos donde filma. Goza de buena fotografía y de gratos planos jugando con la cámara. Los personajes son totalmente creíbles y logran funcionar tanto entre ellos como con el espectador.

El filme peruano-mexicano ganó dos premios en Sitges 2022, logrando de inmediato la atención del público americano y europeo.

Huesera logra buenos momentos de tensión, pero sobre todo mantiene la atención del público utilizando una historia bien contada.