En La Clásica Historia de Terror un peculiar grupo de viajeros quedan atrapados en un bosque del sur de Italia, allí deberán luchar desesperadamente para salir con vida de la pesadilla en la que se han visto atrapados.

Tras despertar el interés de los aficionados al slasher con la trilogía de La Calle del Terror, Netflix continúa ampliando su catálogo de género con La Clásica Historia de Terror, cinta de origen italiano que marca el regreso tras las cámaras de Roberto De Feo y Paolo Strippoli tras el moderado éxito cosechado con La Maldición de Lake Manor (The Nest), su debut en el largo tras un amplio recorrido en el mundo de los cortometrajes. Si con su primera película se centraban en una historia de fantasmas más clásica, que buscaba sacar partido a los clichés del género mediante la construcción de una atmósfera de lo más aterradora, con su nueva película han intentado romper con los esquemas pre-establecidos, erigiendo la clásica historia de cabaña en el bosque en una especie de totémica pesadilla.

Para desgracia de la joven pareja de directores, y también para desgracia de todos los aficionados al género, lo que en principio podría haberse convertido en una notable reinvención de los estereotipos clásicos, como lograra en su momento la maravillosa La Cabaña en el Bosque, termina reducido a una recopilación de tópicos, más modernos de lo que estamos acostumbrados (Midsommar, Dejame Salir e incluso el reciente remake de Wrong Turn), pero igual de manidos.

La media hora inicial sirve únicamente de presentación del variopinto grupo de personajes, meras caricaturas destinadas a cumplir con su propósito en la trama sin pasar sin pena ni gloria por su propia historia. Las malas elecciones de casting en algunos casos, y la falta de talento en otras, hacen que todo el peso de esta amplia parte de la trama recaiga sobre los hombros de una desaprovechada Matilda Lutz, quien mereció mejor suerte en su carrera tras su descomunal interpretación en la siempre recomendable Revenge.

Una vez superada esta introducción inicial, la trama intenta construir su propia mitología entorno a una interesante leyenda local, que sin duda nos ofrece los momentos más interesantes de la cinta, sin embargo, lo previsible de los constantes giros de guion y la falta de elementos que enriquezcan la base de la historia a medida que avanza el metraje, hacen que todo termine reducido a un montón de cenizas metareferenciales donde los aficionados al género únicamente encontrarán hastío y frustración.

De Feo y Strippoli demuestran cariño al género y sobre todo talento tras las cámaras, regalándonos planos y escenas puntuales de lo más sugerentes; una lástima que la falta de garra en los momentos claves tire por tierra su trabajo, quedándose a medio camino en todos los frentes: la construcción de una atmosfera terrorífica, el torture porn de lo más descafeinado y la búsqueda de una empatía referencial con el espectador que en nunca llega a producirse.

La Clásica Historia de Terror, como su propio nombre nos quiere sugerir, busca reinventar el género, pero termina enterrada en la mediocridad. Una oportunidad desperdiciada que nos hace desear más que nunca que la época dorada del cine de terror italiano regrese lo antes posible.