Se antoja más necesaria que nunca la desconexión que nos ofrece Sitges 2021. El leitmotiv de la bestia interior, que remite al mito del hombre lobo, ha sido la guinda de un pastel realmente sabroso que nos ha dado lo que buscábamos: emociones fuertes. Han habido muchas películas; tantas que vamos a intentar hacer lo mejor posible para condensar en un mismo espacio todas las que vimos. Y es que los caminos del Auditori, Retiro, Prado y Tramuntana siempre nos van a permitir soñar despiertos. ¿Nos acompañáis?
Nuestro Sitges 2021 arrancó con Mona Lisa and the Blood Moon, una simpática y delirante aventura sin muchas pretensiones que pasará a la historia del festival como el primer film inaugural dirigido por una mujer. Esta no es otra que Ana Lily Amirpour, la mente maestra tras Una chica vuelve sola a casa de noche y Amor carnal cuya maestría a la hora de sacar a relucir sus personajes permite exprimir al máximo a una Jun Jong-seo (Burning) que está fantástica. Y si bien el tono no termina nunca de coger forma, la historia y el cómo se articula nos convenció. Una agradable sorpresa. Por su parte, Titane de Julia Docurnau no terminó de convencernos del todo, si bien su ambición por querer ser tantas cosas (un giallo, un thriller, un drama…) le termina pasando factura y el resultado final no resulta tan redondo como el de Crudo (Raw). Eso sí: Ducournau dirige como los ángeles y el dúo formado por Vincent Lindon y Agathe Rousselle hace más amena esta sensación tan agridulce. La (enfermiza) búsqueda del asesino ya la hemos visto mil veces tanto en el terror como en el thriller, pero, a pesar de su excesivo metraje, The Execution se convirtió en una de las sorpresas del día. Fría puesta de escena la de este debut de Lado Kvataniya, al que desde ahora seguiremos la pista. The Deep House, lo nuevo de Julien Maury y Alexandre Bustillo, fue la encargada de cerrar nuestro primer día. El resultado no podía ser mejor en este tren de la bruja acuático, con una colección de golpes de efecto que destila lo mejor y peor del lenguaje found footage y que reserva todas sus fuerzas para un clímax de órdago que, literalmente, corta la respiración. Sin duda alguna, lo mejor del dúo desde Al Interior.
Habíamos oído cosas muy buenas de The Innocents, pero no esperábamos que nos gustara tanto. En su segundo largometraje, Eskil Vogt traza un retrato casi perfecto del fin de la inocencia y sus graves consecuencias que funciona todavía mejor cuando abraza el lado fantástico y de terror sin ataduras. A esta absoluta maravilla, sin duda una de las propuestas más refrescantes no solo de Sitges 2021 sino del año, le siguió Censor, otra joya precedida por sus excelentes críticas. Sorprende, sacude y no deja prisioneros. La verdad, la fantástica entrada de Prano Bailey-Bond al largometraje tiene todos los números para convertirse en un clásico de culto, por mil motivos; el alucinatorio relato con las Video Nasties de los años ochenta como pretexto está defendido por una Niamh Algar en estado de gracia. Ese vuelo de Lanthimos al folk horror más contenido titulado The Feast (Gwleed) supuso una más que agradable sorpresa (no exenta de sus puntos flacos, evidentes en la narrativa del segundo acto) que, por supuesto, dividió al público. Sobre el papel, Le Calendrier tenía todo para triunfar: una atractiva muy atractiva (con ecos al clásico Wishmaster, salvando las distancias), una sólida dirección y otra interpretación femenina a la altura, ente caso la de Eugénie Derouand (El Mundo en Llamas). No decepcionó en absoluto, aunque otra vez se nos hizo cuesta arriba el metraje excesivo y ciertos puntos reiterativos, algo que hemos visto en las producciones de estos últimos años. Por lo demás, cumplió con creces. La sala Tramuntana acogió el primer pase de The Trip, lo nuevo de Tommy Wirkola que se ganó el amor del público. Divertida, macarra y salvaje, con momentos para el recuerdo, y con una Noomi Rapace más grande que la vida. Si tuviéramos que ponerle algún pero posiblemente sea que no termina nunca de abrazar un tono claro y cuando intenta ser seria o trascendente no funciona en absoluto.
El tercer día de Sitges 2021 empezó con Más Allá de los Dos Minutos Infinitos, una simpática e ingeniosa aventura de desbarajustes temporales que incluso en sus momentos más bajos sale airosa gracias al original planteamiento y la química entre sus protagonistas. Gustó bastante, quizá más que Veneciafrenia, lo nuevo de Álex de la Iglesia, una crítica sobre el turismo de masas con alma de giallo que no nos gustó demasiado. Las interpretaciones (a excepción de Cosimo Fusco) y su guion son los principales problemas a destacar. Se trata de un film, el primero del sello The Fear Collection, que salva el buen hacer de su director y algunos momentos simpáticos pero nada memorables. Donde el hype sí cumplió fue con The Sadness, una de infectados que convierte a las criaturas en seres crueles y depravados, mostrando un nivel de inhumanidad capaz de hacer de esta la película más salvaje del año. El primer pase en Retiro pudo describirse de, cuanto menos, histórico.
Salimos contentos de Eight for Silver, una estupenda vuelta de tuerca al mito de los hombres lobo ambientada en el Siglo XVIII cuya atmósfera -cocida muy a fuego lento- nos recordó una vez más que no hace falta un festival de efectos especiales de gran presupuesto para contar una buena historia. Esperemos encuentre su público en el futuro. Acto seguido saltamos a la siguiente aventura del día, Broadcast Signal Intrusion. Aquellos que busquen terror puro y duro (quizá guiados por el trailer o las pocas líneas de su sinopsis) pueden sentirse un poco decepcionados. Sin embargo, esta pequeña pero funcional producción funciona como un solvente thriller de investigación ambientado a finales de los 90. Finalizamos el día con Halloween Kills, la esperadísima nueva carnicería de Michael Myers patrocinada por el sello Blumhouse. Su naturaleza de capítulo central de una trilogía planeada (el año que viene llegará Halloween Ends, que pondrá fin a la historia) impulsa a retrasar el enfrentamiento entre Michael Myers y Laurie Strode para ofrecer un festival gore repleto de subtramas algo pesadas y flashbacks increíbles (imposible no emocionarse ante la vuelta a 1978). Ni la mejor ni la peor de la saga. Correcta.
Otro debut a tener en cuenta es el de la directora Frida Kempff. Knocking es una película de suspense muy, muy pequeña, con pocos espacios y una trama simple (una mujer empieza a oír golpes en la pared después de sufrir un incidente traumático) que funciona gracias a la entrega absoluta de su protagonista (Cecilia Milocco) y la honestidad de su ejecución. Desde luego, la calma del film de Kempff no tiene nada que ver con Barbaque (Some Like it Rare), la kamikaze historia de una pareja que, a partir de una muerte accidental, se dispone a salvar su negocio cárnico desmembrando a cuanta más gente mejor. Humor ácido, despiadadamente incorrecto, el de este film que se ganó el cariño de los presentes y que está destinado a ser un clásico de culto. Pero si hay una película que nos dejó sin palabras fue Mad God, un proyecto de stop-motion de más de treinta años concebido por el genio de los FX Phil Tippett que invitó a dejarnos llevar a un mundo de locura, donde Harryhausen y Lang se dan la mano, y cuyo único punto de vista es el de un explorador que atraviesa su propio infierno de Dante. Mad God es un milagro; nuestra película favorita de Sitges 2021.
The Medium, abrazando los clichés habidos y por haber del horror mockumentary, tiene una primera parte estupenda que se va desinflando conforme avanza el metraje. El final, aunque interesante, resulta eterno. Pero hay un par de momentos creepy bastante resultones. Freaks Out fue, indudablemente, la sorpresa del día: imaginad Malditos Bastardos, X-Men y Freaks (La Parada de los Monstruos) todo en uno, en un tebeo de carne y hueso de irresistible factura técnica y carismáticos personajes que robaron el corazón del público. No se pudo decir lo mismo de Superhost, que agota demasiado pronto sus cartas más potentes, y aunque al final no quede nada o casi nada para el recuerdo, nos permite disfrutar de una fantástica Gracie Gillam. Además, ver a Barbara Crampton en acción siempre es un plus.
Son buenas las intenciones de Antlers (Criatura Oscura) y, con nombres como los de Guillermo del Toro y Nick Antosca en la producción, qué podía salir mal. El uso del mito del Wendigo nos llamó mucho la atención (quizá lo que más). Pero al final, todo resulta en una obra tan irregular que tan pronto termina, tan pronto se olvida. Offseason, la siguiente película del día de Sitges 2021, resultó una mezcla de Muertos y Enterrados y Silent Hill con menos gracia pero muy solvente en su puesta en escena, demostrando una vez más que Mickey Keating tiene mucho que demostrar todavía. Fantástico tener en su favor a esa gran actriz que es Jocelin Donahue, la heroína de The House of Devil.
De la fantástica Última Noche en el Soho hablamos largo y tendido aquí, así que pasamos a Silent Night, una auténtica sorpresa que sabe sacar provecho de todos y cada uno de sus intérpretes a través de un afilado guion que juega con el espectador hasta el último segundo. Las brujas de Dario Argento (productor ejecutivo aquí) y el movimiento #MeToo sobrevuelan She Will, ópera prima de Charlotte Colbert en la que destaca una gran Alice Krige. Ideas interesantes, ejecución algo torpe. Con todo, un ejercicio sólido de horror que puso fin al día.
Comenzamos el día flotando en la sala Tramuntana. Y es que los fans de It (1990) no deberían perderse Pennywise: The Story of It, una pieza indispensable de casi dos horas que examina el clásico desde todas sus perspectivas, desde la idea original de George A. Romero tristemente cancelada por los directivos de televisión al legado actual del que disfruta el clásico, con entrevistas exclusivas (¡Tim Curry!) y metraje inédito nunca antes visto. Después de la diversión vino algo serio: Nitram, el retrato seco y sombrío del responsable de la masacre de Port Arthur (Tasmania) en 1996. Un biopic sensacional que se centra en los motivos que llevaron a la desgracia, con un Caleb Landry Jones en el mejor papel de su carrera (su premio en Cannes está más que justificado). Cerramos el día con After Blue, que en la superficie es alucinante, con todo lo que nos gusta: un delirante western con ecos de Jodorowsky y Métal Hurlant. Sin embargo, su excesiva duración y la torpeza del relato nos dejó algo fríos. Curiosa cuanto menos y récord de deserciones en el festival.
De La Abuela de Paco Plaza os lo contamos todo aquí. En cambio, es una pena ver cómo Prisoners of the Ghostland desperdicia su potencial conforme avanza el metraje. El viaje es más atropellado que emocionante y eso que esperábamos algo decente del dúo Sion Sono y Nicolas Cage. Una pena, al contrario que Dashcam, lo nuevo de Rob Savage (Host), tan caótica e imprevisible como su protagonista, Annie Hardy. De ella queda un festival punk de jumpscares (algunos quizá demasiado forzados) con el coronavirus como telón de fondo. Cuanto menos, ingeniosa. Y Let the Wrong One In puso punto y final a nuestra aventura en Sitges 2021. Destacar su intento de aplicar la fórmula de Shaun of the Dead (Zombies Party) al género vampírico con menos gracia que la obra de Edgar Wright pero con algunos puntos simpáticos que reforzarán un visionado en compañía de amigos.
- Mejor película: Lamb (Islandia) de Valdimar Jóhannsson
- Premio Especial del Jurado: After Blue (Francia) de Bertrand Mandico
- Mejor dirección: Justin Kurzel por Nitram (Australia)
- Mención Especial: The Innocents (Noruega)
- Mención Especial Ópera Prima: The Blazing World (USA) y The Execution (Rusia)
- Mejor actriz (ex aequo): Noomi Rapace por Lamb (Islandia) y Susanne Jensen por Luzifer (Austria)
- Mejor actor (ex aequo): Caleb Landry Jones por Nitram (Australia) y Franz Rogowski
- por Luzifer (Austria)
- Mejor guion: Silent Night (Reino Unido)
- Mejores efectos especiales: Mad God (USA)
- Mejor fotografía: Limbo (Hong Kong)
- Mejor música: Mona Lisa and the Blood Moon (USA)
Nuestras favoritas:
- Mad God
- The Innocents
- Last Night in Soho
- Freaks Out
- Censor
- Inexorable
- La Abuela
- Barbaque
- Nitram
- The Green Knight