El ocho de febrero de 2022 volvió a suceder un milagro. O al menos así podría considerarse para aquellos que siguen otorgando al mundo de los premios un cierto estatus de seriedad; para el resto, vemos ese hecho como un bonito destello que podría lavarnos la mirada y hacernos ver cierto atisbo de esperanza para la industria. En las nominaciones de los Premios Oscar 2021, entró en la categoría al mejor cortometraje, The Windshield Wiper (2021), del madrileño Alberto Mielgo. Y es que tenemos que remontarnos a 2018 para recordar la última vez que un español entró en esa categoría. Bueno, miento, en 2019 fue nominado Rodrigo Sorogoyen por Madre. El corto de Mielgo se encuentra en la categoría a mejor cortometraje de animación. Dejando esta salvedad puramente ontológica que separa la carne del lienzo en blanco, la categoría del cortometraje no ha gozado nunca de la fama del largo entre el espectador medio. Siempre ha sido relegada a mera cantera de futuros directores; pequeñas obras que cuentas pequeñas historias. Sin embargo, la narrativa breve es mucho más que eso: el arte de contar historias en tiempos reducidos, con su principio, nudo y desenlace.

El cortometraje no es una herramienta de entrenamiento para el largo ni un ensayo para futuros proyectos: es el destello de un cohete, las chiribitas de los fuegos artificiales; centellas que duran lo que un parpadeo pero que nos despierta cosas indefinibles. Y eso es un arte. Alberto Evangelio proviene de ese mundo y con valor lanza Visitante, obra de ciencia ficción con toques de terror que llega a nuestras salas; le acompaña Sandra Cervera, actriz de la película y compañera de batallas en otras obras de Alberto.

Antes de nada, os felicito por la película. En los tiempos que corren, sacar una película para su exhibición en salas es algo muy loable.

Alberto Evangelio: Ha sido un desafío, sin duda.

Más aun tratándose de una película de ciencia ficción, que en España siempre ha sido como el eslabón perdido; un pozo lleno de ideas donde aún queda mucho que explorar, ¿cómo ha sido esta primera experiencia en los terrenos del largometraje de ciencia ficción?

Alberto Evangelio: En los cortos siempre hemos trabajado el terror, el fantástico, pero sobre todo haciendo especial énfasis en el terror. Con Visitante hemos hecho una película más cerebral, muy psicológica pero dentro de la apuesta total por el fantástico, que es un elemento clave y que la convierte en una experiencia muy especial. Por nuestra parte, esa apuesta ya ha sido un gran reto y tanto para el equipo como para mí ha sido una aventura maravillosa porque sabes que por un lado haces algo arriesgado porque el fantástico es un terreno complejo en la España actual. Hemos hecho la película porque nos encanta este tipo de cine y, además, llevamos visitando Sitges desde hace años, que es como el oasis del fantástico y desde críos hemos tenido devoción por el género. Tenía muchas ganas de enfrentarme a ese formato.

Es de imaginar que el compromiso del equipo al completo es vital para sustentar la cohesión de este mundo tan particular. Que de verdad crean todos en el proyecto.

Sandra Cervera: De creer en un universo muy especial. Primero por la cabeza pensante de Alberto y segundo por el género. La misión era hacer entender a todo el equipo cómo funciona la cabeza de Alberto como creador y la necesidad que tiene esta historia; dar peso a esas dos realidades y que esas ideas lleguen tanto al equipo artístico como técnico.

En Sitges, esta clase de conceptos son recibidas como en casa. Uno siente el calor del público que abraza estas propuestas.

Alberto Evangelio: Claro, porque ahí allí un público que ha visto la historia con los personajes más cotidiana rodeados del fantástico. Tuvimos la suerte de estar allí, de disfrutarlo. Sin embargo, pienso que Visitante es también una película que pude llegar a un público general, ya que habla de cuestiones que a todos nos pueden interesar, con personajes que son muy comunes y donde uno puede identificarse con facilidad. Creo que el elemento fantástico de la peli se entiende muy bien; es cierto que el concepto exige atención, aun así, cualquier persona que se acerque a verla pasará un rato muy chulo. Incluso en el festival de Sitges, que es una peli que a lo mejor ves de entre las ocho de ese día funcionó muy bien; por ello creo, que el espectador que apuesta por ella, pasará un buen rato.

El salto del corto al largometraje y de la mano de tu fiel colaboradora, Sandra Cervera, que lleva contigo en la aventura de hacer cine varios años, ha debido ser una experiencia. Como creador de cortos y viviendo en una actualidad donde la narrativa breve ha ganado notoriedad, ¿cómo se concibe la idea del largometraje?

Sandra Cervera: Una de las cosas que más me ha fascinado y con la que empatizo desde los 16 años, que es cuando empecé a trabajar con Alberto, es que el cortometraje como propio formato no es el hijo pequeño de nadie. Nosotros, desde los primeros cortos y en todos los festivales donde hemos estado siempre lo hemos dicho. Alberto no piensa en un corto como en un largo.

Alberto Evangelio: Los cortos que hemos hecho, sobre todo los últimos, como son La Cruz o Casa, tenían una entidad propia; un principio y un fin, un relato corto que se cierra. Sí que es cierto que en algunos de los trabajos en corto, cuando te sientas a escribir, las historias que te salen son de formato largo porque quieres desarrollar más a los personajes, con un arco más grande. Llevamos muchos años teniendo ideas de largometraje y con Visitante se ha podido materializar la idea. Es como un nuevo ciclo.

Ciencia ficción en España, en tiempos COVID y encima con una producción independiente. Para un director novel de largometraje es como mirar al abismo, ¿cuál es tu balance del reto?

Alberto Evangelio: Estar vivos es un logro (risas). Es un logro y más después de todas batallas que hemos ido librando. Lo comentaba antes con Sandra: la tremenda suerte que hemos tenido de pasar todo el proceso acompañado de un equipo que ha estado ahí en todo momento, que nos ha apoyado. La suerte de haber estado rodeado de buenas personas es lo que hizo posible levantar todo el proyecto: el equipo técnico es el mismo con el que hemos trabajado toda la vida, que los actores estaban muy en comunión con el proyecto y han aportado muchísimo mientras yo me centraba en cuestiones técnicas del rodaje. Sandra me ha apoyado mucho a nivel actoral y entendió tanto el proyecto como yo. Cuando tu equipo está bien engranado, aunque sea pequeñito y su financiación aún más diminuta, se puede levantar un proyecto y, sobre todo, terminarlo.

Hablando de actores, sus interpretaciones tenían una parte física muy exigente en esa “interacción” con los “espectros”. Sandra, tu papel en producción también fue la de coach de actores, ¿cómo fue la preparación actoral para esa exigencia física?

Sandra Cervera: Ya desde el casting, lo fundamental era buscar a los actores que se sumergieran realmente en este universo y confiaran en el criterio que nosotros les estábamos planteando y al mismo tiempo que fuesen muy creativos. Creo que hemos contado con la gente adecuada, un elenco que quería poner toda la carne en el asador. Ha sido complejo sobre todo para equilibrar los niveles de intensidad, para trabajar siempre desde la verdad y ser honestos con lo que hacíamos con el fin de que la realidad de la película tuviera peso, así como reflejar las diferentes mochilas con las que cada uno cargaba. Los actores trabajan con el cuerpo, la voz y el alma, y a veces olvidamos la parte física y creo que Visitante ha sido una oportunidad para poder trabajar desde el cuerpo, que es una herramienta esencial.

¿Has sentido miedo en algún momento de ser encasillada como actriz de ciencia ficción y terror?

Sandra Cervera: Es una cuestión que siempre me preguntan, sea porque vengo de la serie de tarde o por estos cortos. Vengo de crear y sigo creando, porque en cada formato voy a crear con unas herramientas. Como actriz, como actores, tenemos que entender cuál es el formato, de qué manera quiere el director trabajar, cuál es la historia que queremos contar y a partir de ahí, poner todas mis herramientas sobre la mesa y ya lanzarme desde la libertad y la confianza. Desde muy pequeña, he mamado el género de terror y ciencia ficción porque me flipa, pero eso no quiere decir que le vaya a dar menos valor a una serie diaria, a una novela, a un culebrón, al cine social… No creo que un género sea el hijo pequeño de nadie al igual que no lo creía con el cortometraje. Confío en la creación y en levantar proyectos como creadora y como actriz.

Por David Fraile.