Crónica: Cryptshow 2017

Cryptshow

Cierra una de las ediciones más flojas de los últimos años del Festival Cryptshow. Los cinco días de cine de terror y fantástico han tenido sus más y sus menos, pero la valoración final del festival ha terminado siendo negativa.

Nadie lo hubiera dicho con los dos poderosísimos primeros días, el llamado Tetsuo Project, a cargo de Agustí Busóm fue una experiencia inigualable. La música en vivo como acompañamiento de una película siempre llaman la atención, son proyecciones muy poco frecuentes y que requieren una preparación técnica y creativa notable. En las dos anteriores ediciones de Cryptshow, Busóm y su banda pusieron música a La Carreta Fantasma (1921) y a la maravillosa Aelita, Reina de Marte (1924); ambas películas fueron concebidas para exhibirse de esta manera, si bien no con el particular uso de sintetizadores, guitarras eléctricas, batería o theremin, sí con música en directo. Tetsuo, el Hombre de Hierro (1989) en cambio tiene su propia banda sonora, tiene diálogos sonoros, y tiene un diseño de sonido muy particular perfectamente acorde con su barroca manera de narrar. La tarea de Busóm era compleja pero su planteamiento fue acertado. En lugar de hacer un acompañamiento continuo, siempre presente, que guíe al espectador, optaron por una música más puntual, que enfatizara las transiciones y dejara espacio a la acción cuando es frenética. Crearon ciertos leitmotivs sencillos en lugar de repetir la jugada.

Cryptshow

Por lo que respecta a la película en sí, ¿qué decir? Es una obra maestra, tremendamente sexual, tremendamente revolucionaria, rompedora, vitalista, frenética. Es una película única, sentó un antes y un después en la historia del cine, la nueva carne no hubiera existido tal y como la conocemos de no haber sido por Shinya Tsukamoto.

Tras una inauguración tan vibrante como esta, el resto de días dejaron bastante que desear. No obstante, el segundo día empezó con otra agradable sorpresa. Ya que la temática del Cryptshow este año eran los estados alterados, ¿qué mejor película a recuperar que Viaje Alucinante al Fondo de la Mente / Altered States (1980)? Una película relativamente conocida pero que poca gente ha visto en nuestro país, así la presentaron, quizá la más sólida de un director ecléctico como fue Ken Russell. El film habla de muchas cosas: el éxito, la ciencia, la obsesión por un objetivo, la compatibilidad de la realización personal con la vida familiar, pero uno de sus temas que resultan especialmente destacables por el mal uso que se le está dando en cine recientemente es el amor.

Tres películas que terminan con un alegato acerca del amor: Interstellar, Wonder Woman y la mencionada Viaje Alucinante… En las tres hay una convergencia de distintas fuerzas y los personajes han de posicionarse y decidir cuál de ellas es la adecuada para conseguir su objetivo (sea salvar el planeta, vencer al malo o resolver el mayor enigma de la humanidad). En las tres, uno de los personajes que ha sido presentado como racional decide desafiar su tendencia de pensamiento en pos del amor, esa fuerza sobrenatural; pues bien, allí donde Christopher Nolan y Patty Jenkins hacen de este cambio de postura una incongruencia que se justifica únicamente por exigencias del guión, Ken Russell lo convierte en la pieza hegemónica de su discurso: el amor es fundamental para el desarrollo humano, sin él el conocimiento absoluto no tiene sentido. Ésta es una propuesta que arriesga y gana.

La proyección del largometraje dio paso a dos bloques de cortometrajes a competición, con los 48 cortometrajes seleccionados los programadores de Cyptshow decidieron hacer tres tipos de sesiones: una sesión infantil matinal (de 3 a 12 años), otra juvenil matinal (de 13 a 18 años), y por último las sesiones adultas de cada tarde. La programación ha sido el principal tema de conflicto esta edición: por lo general el público de la mañana no repetía por las tardes pese a que los cortometrajes eran siempre distintos, por lo que para no perderse ningún corto habría que hacer sesiones maratonianas de entre 10 y 12h cada día. Si bien habría una generosa pausa para comer al mediodía, se echan en falta pausas para descansar, tomar algo y relajarse entre bloques de cortos por las tardes, había constantemente una sensación de ir contrarreloj. Gran número de cortos, pocas pausas, relativamente pocas actividades nuevas podrían no ser un problema de no ser por la característica principal que han compartido la mayoría de los cortos seleccionados este año, eran la mayoría larguísimos.

Esta edición se ha caracterizado por proyectar cortometrajes que parecían eternos. Más allá de que el ritmo de un cortometraje sea lento o que su duración sea extensa, Cryptshow 2017 estaba plagado de cortos mal estructurados, mal guionizados, con un pésimo manejo de la información que dan al espectador y sobretodo plotblocking, horas y horas de plotblocking. Para quien no esté familiarizado con el plotblocking, es un fenómeno cada vez más frecuente en las obras de ficción actuales, principalmente en películas, cortos y series de suspense, misterio o terror. Consiste en bloquear la trama ocultando información al espectador que los personajes saben, tomando desvíos en la narración que no aportan nada para el desarrollo de la obra y que provocan una sensación de estar viendo algo preparado, inverosímil, alejado de la fluidez y naturalidad que encontramos en tramas que se desarrollan por una cadena de acciones causa-efecto. Para que nos entendamos:

EXT. DÍA BOSQUE

Dos adolescentes caminan intentando salir del bosque.

ÉL: Mi abuela me contaba que en este bosque había una maldición. Se perdían los niños y desaparecían.

ELLA: ¿Ah, sí?

ÉL: Bueno, había una manera para que pudieran salvarse.

ELLA: ¿Y cuál era?

ÉL: No me acuerdo. Lo supe alguna vez, pero ahora no me acuerdo.

Pues esto es Cuerno de Hueso, un cortometraje de 20 minutos en el que la trama sólo avanza cuando el guionista decide que es momento de que su personaje recuerde la clave para resolver el misterio, y no la recordará por ningún motivo en concreto, simplemente lo hará sin más. No hay tensión, el espectador sabe qué va a pasar, cómo se va a solucionar el conflicto, sólo tiene que esperar a que suceda. Resulta ridículo.

En la categoría de guiones fallidos también podemos encontrar a Einstein-Rosen. Si comparamos sus 9 minutos de duración a los 20 de Cuerno de Hueso o a los 21 de 90 Grad Nord parece difícil calificarlo de aburrido. Si no es por bloquear la trama ¿por qué puede se puede hacer largo y tedioso un cortometraje? Pues bien, es lo que sucede cuando no hay conflicto, cuando la ambigüedad entre el gag y el drama no es deliberada con el fin de arriesgar o sorprender, sino fruto de una mala estructura narrativa. Einstein-Rosen viene de Galicia con un acabado pulcro en su estética, fotografía y ambientación, con unos actores de notable y unos diálogos totalmente verosímiles, con una dirección casi interesante por algún que otro recurso para mostrar la elipsis temporal, pero que no habla de absolutamente nada. No hay conflicto, los personajes no tienen metas, es sólo un juguete de “démosle a un niño en los 80 un agujero de gusano”. No hay giros, no hay sorpresas, sólo caen del cielo objetos de la época de Naranjito y se supone que eso ya es suficiente para ganarse un aplauso.

Hemos hablado de bloquear la narrativa y de la falta de conflicto, pero para cerrar la saga del mal guión hay que mencionar otro fenómeno en auge, este quizá el más nocivo de todos. La ausencia de discurso.

El mundo en el que vivimos está formando cada día más espectadores sin espíritu crítico, es responsabilidad del artista cambiar esto, si dejamos morir al autor las obras estarán vacías y el arte morirá. El cineasta, cuando crea una película no solo crea minutos de metraje, está fabricándose un altavoz y tiene el deber de usarlo. Más allá de que lo que diga guste a unos o otros, es importante que diga algo, que pueda generar un debate, que dé visibilidad a realidades que son desconocidas para algunos. Mientras haya desigualdad en el mundo el arte no podrá cumplir sólo una función estética.

Cryptshow

Por esto duele tanto ver cortometrajes como Waste o Behind, ambos de alta factura, clase A en todos sus departamentos, proyección internacional y un largo recorrido por festivales. Son obras que va a ver gran cantidad de gente y son producciones nacionales, no son Hollywood ni tienen un a major detrás que les diga lo que hacer. En España tenemos un movimiento combativo en los teatros reclamando recursos para sus escenarios, haciendo obras arriesgadas y necesarias, con ganas de cambiar el mundo. En los cines en cambio tenemos cada vez más producciones con fines puramente económicos, queremos siempre emular a los americanos para que más gente vaya a nuestras salas y casi nadie utiliza el cine para denunciar o para educar.

El cortometraje es un género mucho más permisivo que el largo, se puede experimentar, se puede arriesgar, son menos minutos, es una manera de narrar diferente y se requiere una cantidad de recursos menor. Entonces, ¿por qué da la sensación que vemos los mismos cortos cada año?

Made in Spain es un cortometraje muy cachondo, hecho con la técnica claymotion, que representa de manera satírica la monarquía, el turismo, la guardia civil, los toros… Está hecho con un cariño y con un gusto que son de agradecer. The Procedure es un gag, un sketch mínimo, inesperado, arriesgado, dirigido por uno de los actores de la película coral V/H/S. i-Medium es otro found footage, está vez hecho mediante la cámara frontal de un teléfono móvil que simula una app para contactar con el más allá. No sólo es una delicia técnica, innovadora y fresca, además trata la violencia de género y el maltrato infantil. Estos tres cortometrajes, cada uno por sus propias virtudes, son de lo poco que se salva de una selección muy floja.

Como actividades paralelas cabe destacar que se canceló la Necroantología, el recital poético a medianoche en el cementerio de Badalona, desafortunadamente y por causas ajenas a la organización los asistentes no pudieron disfrutar de este evento como sí sucedió el año pasado, se sustituyó por la proyección de The Trip. Hubieron los ya tradicionales talleres de maquillaje con Your Make Up Studio y la jornada literaria compuesta por una presentación en el Espai Betulia y un posterior vermut en El Cor de la Marina, en el paseo marítimo.

También destacar las dos proyecciones orientales, el largometraje The Priests, la primera película coreana de exorcismos católicos y la ya tradicional Nit Oriental en la que Cryptshow colabora con el Festival Nits de Cinema Oriental de Vic, en esta ocasión para traernos la gamberrada Tetsudon, una recopilación de cortometrajes de serie B totalmente alocados, desenfadados y divertidos.

Este año el jurado está compuesto de la actriz y programadora del festival Fantosfreak de Cerdanyola del Vallès Eva Ayats, el director de la revista CineAsia Domingo López, el novelista Ramón Mas, el profesor de guión y cortometrajista Dani Seguí y la actriz Mònica Van Campen. El fallo del jurado fue el siguiente:

· X Premio Sierra Circular: Behind de Ángel Gómez, por ser la propuesta de terror más sólida.

· Premio del público: The Legend of the Crabe-Phare de Gaetan Borde.

· Mejor animación: Garden Party de Florian Babiikian. El reverso con ranas de El Crepúsculo de los Dioses. Una animación alucinante.

· Mejor director: Felix Knoche por Hilde, por la sensibilidad del director en unificar todos los elementos para contar una historia diferente.

· Mejor guión: Einstein-Rosen de Olga Osorio, por el realismo mágico, la nostalgia y originalidad. Mención Especial: Decorado de Alberto Vázquez.

· Mejor actor: Calu Flygare por The Sunken Convent, por la increíble interpretación de un personaje malsano.

· Mejor actriz: Macarena Gómez por Behind, por la intensidad y visceralidad de su interpretación.

· Mejor banda sonora: Ariel Santiago por Cuerno de Hueso, por crear una atmósfera adecuada para la película.

· Mejores efectos especiales: Hilde, por la sutileza, evolución y la integración del maquillaje a la historia.

· Mejores efectos visuales: Nicole’s Cage de Josef Brandl, por la ambientación surrealista.

· Mejor fotografía: Juli Carné por Waste por la complejidad de la iluminación y el ambientación en un espacio reducido.

· Mención especial: Bruce Gallagan de Pau Perramón, por su recreación del cine de serie B añejo.

Por lo general un reparto de premios bastante conservador. Da la sensación que el jurado es sabedor de la baja calidad de la selección de este año y ha decidido fallar a favor de las obras que parecen de mejor factura. Lo más destacable es que se premie a Behind calificándola de la más sólida; por las miradas del jurado durante la entrega de premios no debió ser una deliberación demasiado unánime de buenas a primeras.

Esperemos que el año que viene el ambiente sea mejor. Cryptshow es un festival entrañable llevado por un equipo fantástico y muy válido, llevan años demostrándolo y los fans del fantástico sólo pueden esperar que sean muchos más los años que Badalona puede presumir de un evento como este.