Crítica: ‘The Last Showing’ (2014, Phil Hawkins)

Crítica: ‘The Last Showing’ (2014, Phil Hawkins)

The Last Showing sigue la historia de Stuart, quien después de ser despedido de su trabajo como proyeccionista en unas salas de cine decide vengarse de una generación que ya no requiere de sus funciones. Para ello, deja atrapada a una joven pareja en el interior de una sala de cine durante una proyección a media noche y los convierte en las involuntarias estrellas de su propia película de terror. En la lucha por sus vidas, la pareja no es consciente de que cada movimiento es capturado por un circuito de cámaras y que todo está preparado para un escalofriante final.

Director: Phil Hawkins.
Reparto: Robert Englund, Finn Jones, Emily Berrington, Keith Allen, Malachi Kirby, Chris Geere, Paul Blackwell, Steve Garry, Allistair McNab, Dan Morgan, Nick Pearse, Serena Ryan, John Weaver.

El metalenguaje cinematográfico se ha convertido en uno de los más habituales recursos del cine de terror desde que, en plena crisis del género a mediados de los años 90, el maestro Wes Craven estrenara esa maravilla atemporal llamada Scream. Si dos años antes Craven ya se había atrevido a deconstruir Pesadilla en Elm Street con La Nueva Pesadilla de Wes Craven, con Scream cambió las normas del género, introduciendo la utilización del metalenguaje como un elemento narrativo más, gracias al cual se lograba encandilar a los espectadores deseosos de nuevas experiencias.

Amplificando al máximo este recurso, el director Phil Hawkins (nombre habitual dentro del mundo del cortometraje) firma con The Last Showing un despliegue referencial que se acerca más al thriller que al terror a pesar de su premisa inicial. Tras una prometedora introducción, Hawkins convierte el desarrollo de su historia en un ejercicio metacinematográfico donde el habitual juego del gato y el ratón es sustituido por el de director y actor en un enfermizo juego que logra funcionar gracias al talento demostrado una vez más por el legendario Robert Englund.

Nada parecía poder salir mal con una cinta que prometía convertirse en una interesante reflexión sobre la pérdida del rumbo del cine de terror en la última década y más si cita films tan distintos como Candyman, Las Colinas Tienen Ojos 2 o la propia Pesadilla en Elm Street. Sin embargo, a Hawkins se le terminan rápido las ideas y su guión no logra encontrar en ningún momento el tono, terminando por convertir su desarrollo en una sucesión de sorpresivas revelaciones que el espectador medio conoce de antemano debido a lo tópicas y absurdas de las mismas.

La dirección de Hawkins cumple con nota, demostrando que su larga experiencia en el mundo del corto le avala sobradamente para poder ofrecer cosas mucho más interesantes en el momento en el que cuente con el respaldo de un buen guión con el que trabajar. Una vez más, tiene que ser el carismático Robert Englund quien llegue para salvar el barco del naufragio, con una demostración de arrollador carisma y talento a raudales en una de sus interpretaciones más introspectivas. La guapísima Emily Berrington logra mantener el tipo frente a Englund al igual que su compañero de reparto Finn Jones (Juego de Tronos), quien, a pesar de demostrar aptitudes, aún le queda mucho camino por recorrer para alcanzar el estatus de estrella que le espera en los próximos años tras su incorporación al universo televisivo de Marvel.

En resumidas cuentas: se podría definir a The Last Showing como un thriller con aspiraciones de película de terror que busca ser original en su propuesta metacinematográfica pero que termina convirtiéndose en una cinta olvidable que apenas sirve como mero entretenimiento en una anodina tarde de domingo.