Crítica: ‘The Den’ (2013, Zachary Donohue)

The Den

The Den nos presenta a una mujer joven que estudia los hábitos de los usuarios del chat con webcam desde la -aparente- seguridad de su apartamento. Sin embargo, cuando presencia un brutal asesinato, ella y los suyos se convierten pronto en potenciales víctimas de un extraño individuo que les acecha.

Director: Zachary Donohue.
Reparto: Melanie Papalia, David Schlachtenhaufen, Adam Shapiro, Matt Riedy, Lily Holleman, Brian Bell, Anna Margaret Hollyman, Kirk Bovill, Cassie Jordan.

Innovar es una de las tareas más difíciles para un director y más hoy en día donde la moda de las secuelas, remakes, reboots y adaptaciones está más en auge de que nunca. Sin embargo,  en los últimos años, parece que las tendencias del público de género se están invirtiendo, pasando de unos espectadores que -mayoritariamente- apoyaban ciegamente sagas interminables repletas de tópicos a unos espectadores mucho más exigentes que han decidido darle una oportunidad a esas producciones independientes que hace unos años verían casi imposible granjearse el favor de los amantes del terror más tradicional. Este cambio en las tendencias del género ha permitido que películas como The Den hayan salido a la luz, demostrándonos que una nueva forma de entender el género es posible.

The Den tiene la particularidad de ser innovadora en el trillado formato del found footage: teje la historia a través de las pantallas del ordenador y teléfono móvil de los personajes, lo que le da ese componente de voyerismo que siempre ha caracterizado al género. Con una trama brillante que nos conduce de forma magistral a través de ese extraño mundo de los videochats, la propuesta de Zachary Donohue demuestra que a la hora de contar una historia, el ingenio es lo más importante.

Un gran acierto de esta The Den es su inteligente justificación del uso de la tecnología y el uso constante de la acción dentro del plano. El argumento, obra de Donohue y su socia Lauren Thompson, cuenta algo que ya ha hemos visto mil veces (incluso el tramo final, claramente influenciado por la saga Hostel), pero el dúo consiguen hacer la transición al mundo digital de forma fluida. 

En el reparto destaca una guapísima Melanie Papalia (Smiley, Extraterrestrial), que logra transmitir naturalidad a su personaje dándole ese punto de credibilidad que el relato necesita para funcionar. El resto de secundarios desfilan sin demasiada presencia ante la pantalla, haciéndonos desear que sus apariciones no se prologuen demasiado.

En resumidas cuentas, The Den es un brillante ejercicio de reinvención de los convencionalismos del género que demuestra que nuevas formas de entender el cine son posibles y que supone la aparición un nuevo subgénero que ha sido intentado ser explotado -con mayor o menor acierto- en cintas como Open Windows o Eliminado.