En ¡Nop!, dos hermanos dedicados a la doma de caballos para el mundo del espectáculo, ven cómo su tranquila vida en el rancho queda ensombrecida cuando comienzan a suceder extraños fenómenos provocados por la presencia de lo que parece ser una nave extraterrestre.
El director y guionista Jordan Peele vuelve a la carga con una nueva y enigmática película que ya desde su mismo título hace que nos preguntemos cosas. Para mí esto es motivo de alegría porque toda su escasa filmografía (este es su tercer trabajo) figura entre mis películas favoritas de los últimos años. Para que os hagáis una idea, para mí un estreno de Jordan Peele empieza a ser como un estreno de Quentin Tarantino. Palabras mayores.
Una cosa que me ocurre con el cine de este hombre es que sus películas me causan una agradable y nada habitual sensación de incertidumbre, lo cual agradezco. Quiero decir, cada vez que voy a ver una de sus películas, incluso aunque haya visto los avances, nunca sé exactamente lo que me voy a encontrar ni por dónde van a ir los tiros, y es que una de las muchas cosas que se le dan bien a Peele es sorprender al público y dinamitar las expectativas. Sus películas nunca son sólo lo que se intuye a simple vista. ¿Acaso Déjame Salir era solamente una película sobre racistas blancos? ¿Era Nosotros una home invasion estándar? No, claro que no.
¡Nop! es, a primera vista, una película sobre extraterrestres. Sin embargo, la primera y breve escena con la que da comienzo la película no puede ser más desconcertante e inconexa: un mono, un plató de grabación ensangrentado y una zapatilla en una posición imposible. ¿Qué está pasando? ¿Qué va a pasar? Pues muchas cosas.
En 2008, Nacho Vigalondo anunció que su nueva película tras Los Cronocrímenes sería La Rampa, la historia de un tipo que construye una enorme rampa para subir sobre ella en coche a toda velocidad y aterrizar sobre un OVNI. Una historia quijotesca sobre cómo a veces los seres humanos, ante situaciones más grandes que la vida misma, deciden tomar el camino menos obvio y perseguir sus sueños o lo que demonios se les pase por la cabeza. El hombre común y corriente contra la inmensidad y la incoherencia ajena… y propia. Sobre todo la propia.
La Rampa nunca llegó a realizarse como tal (el proyecto mutó y terminó convirtiéndose en Extraterrestre), pero mientras veía ¡Nop! me era imposible no compararla con ese proyecto frustrado de Vigalondo (y con su cortometraje Domingo, claro), y es que las motivaciones absurdas de nuestros protagonistas no son mucho más coherentes (bueno, un poco sí) que la del tipo que quería saltar encima de un OVNI. Los hermanos de ¡Nop! buscan sacar partido del supuesto platillo volante haciéndole la mejor foto posible o el vídeo más espectacular, desde el mejor ángulo y la mayor nitidez que puedan permitirse, para luego vender la exclusiva y forrarse. Cualquier personaje de una película convencional se hubiese preocupado frente a la perspectiva de una inminente invasión alienígena, pero esto es una película de Jordan Peele y la inquietud de sus protagonistas es hacer fotos perfectas para llevarlas al programa de Oprah Winfrey.
Si hay un elemento común en las tres películas que ha realizado hasta la fecha este cineasta, es que podemos pasar de la risa al espanto en cuestión de segundos. Que en su cine haya comedia no significa que debamos bajar la guardia, porque es probable que cuando menos lo esperemos ocurra algo que nos deje helados.
Sin ir más lejos, ¡Nop! contiene algunas de las escenas más espeluznantes del año, como la del mono o la de los gritos en el cielo nocturno seguidos de una lluvia de sangre. Lo más terrorífico es que diez minutos antes de eso nos estábamos riendo.
Las primeras críticas apuntaban a que ¡Nop! bebía del cine de Steven Spielberg y Hitchcock. Lo cierto es que a Hitchcock no lo veo por ninguna parte, pero a Spielberg sí, aunque no sea de la forma que esperamos tratándose de una película de extraterrestres. Lo lógico es pensar que ¡Nop! puede recordar a E.T, Encuentros en la Tercera Fase o incluso La guerra de los Mundos, pero la realidad es que la conexión con Spielberg viene dada por una película suya que nada tiene que ver con seres llegados del Espacio y cuyo parecido con ¡Nop! puede resultar chocante. Me refiero a Tiburón. En la película hay tantos puntos en común con Tiburón, que incluso cuesta no verla como una especie de revisión adaptada a los nuevos tiempos. Algunas similitudes no voy a comentarlas para no destripar la trama, pero sí que hay un elemento común en ambas películas que me hizo gracia: la crítica al capitalismo brutal. Si en Tiburón tenemos a un alcalde que no duda en poner en peligro la vida de los turistas y de los propios vecinos con tal de no perder las ganancias de la temporada de verano, en ¡Nop! tenemos al dúo protagonista jugándose la vida con tal de grabar o fotografiar a esa cosa que acecha en el cielo.
Hay más similitudes, pero las dejo en el tintero para que las encontréis vosotros.
El caso es que si El Diablo sobre Ruedas y Asesino Invisible eran Tiburón en tierra firme, ¡Nop! es Tiburón en el aire. Y hablando de aire, hay que recalcar por necesidad la forma en que Jordan Peele filma las tensas secuencias del peligroso objeto surcando los cielos en sepulcral silencio, entre las nubes. Sin olvidar mencionar tampoco la elegante fotografía de las escenas nocturnas.
Por todo esto y mucho más que se me escapa, ¡Nop! es el blockbuster más interesante del verano. ¿El mejor? Tal vez no (ahí está Bullet Train, que es un caramelito), pero sí el más interesante y atípico, sin lugar a dudas. Y es que, dejando a un lado los gustos personales de cada uno, hay que saber reconocerle a ¡Nop! el tremendo mérito de ser una película grande (la más grande y espectacular de Jordan Peele hasta la fecha) y al mismo tiempo ser puro cine de autor con sus excentricidades.
Un blockbuster hecho sin plantilla, lo cual es un milagro en estos tiempos que corren.
Hay que ir a verla.