Crítica: ‘El Retorno del Conde Yorga’ (1971, Bob Kelljan)

El Retorno Del Conde Yorga

El Retorno del Conde Yorga comienza en un orfanato cerca de San Francisco, el padre Thomas conversa en el jardín con Cynthia, una antigua alumna, acerca de la llegada de los vientos de Santa Ana, un fenómeno meteorológico que suele venir acompañado de acontecimientos funestos. Tras su paso, Yorga y sus vampiras salen de sus tumbas. Poco después, el conde hace su aparición en una fiesta de disfraces y ataca a una joven. Tras ésto, Yorga rapta a Cynthia, mientras un médico trata inútilmente de convencer a la policía de la existencia de los vampiros.

Director: Bob Kelljan.
Reparto: Robert Quarry, Mariette Hartley, Roger Perry, Yvonne Wilder, Tom Toner,Rudy De Luca, Philip FrameHelen Baron, George Macready, Walter Brooke, Edward Walsh,Craig T. Nelson, David Lampson, Karen Ericson.

Los años 70 vivieron una revolución vampírica. El viejo estilo victoriano que seguía adornando a los señores de la noche fue acompañado de una actualización del contexto y los argumentos en los que se desarrollaban sus historias. Este proceso es visto en buena parte de las producciones de la época. Desde la visión de Frank Langella en 1979 que aportaba un matiz feminista a la obra de Stocker, la revolución negra que aportaron productos como la excepcional y variopinta Blacula, el éxito inesperado de la telenovela Sombras Tenebrosas, la maravillosa aportación de Marvel Cómics con su Tomb of Dracula o la película que nos ocupa.

El Retorno del Conde Yorga es la continuación de una modesta y exitosa producción de la AIP, Conde Yorga, Vampiro. La cinta original pasaba por ser una adaptación no oficial de Dracula que narraba la llegada de un lustroso vampiro a la ciudad de los Ángeles y su enfrentamiento con un grupo de jóvenes de apariencia hippie. Robert Quarry interpretaba a un mas que convincente vampiro aristocrático cuyas ideas y modales de antaño chocaban con los aires de modernidad de la época. Los productores trataron de apuntalar y hasta parodiar los matices de aquel vampiro con apariencia de una vieja producción gótica pero sin olvidarse de que estábamos ante una cinta de terror. Esa es la clave de que esta secuela funcione aun mejor que la original.

La violencia extrema fue uno de los elementos del nuevo terror setentero, una violencia de tono realista y protagonizada habitualmente por rednecks y matones salidos de las peores salas del mundo del cine underground. Esta violencia es incorporada al filme que presenta algunas de las escenas mas aterradoras y crueles jamas vistas hasta entonces dentro del cine vampirismo.

Este Yorga sigue siendo un vampiro de rancio abolengo que vampiriza bellas féminas al estilo Hammer pero también asesina niños y ataca familias como un miembro de la familia Manson. La trama es previsible (cualquier trama vampirica de la época puede ser tan previsible como disfrutable) con la llegada del vampiro a un pueblo idílico y su posterior enfrentamiento con aquellos que descubren sus verdaderas intenciones. La apariencia tópica y previsible de Yorga también sera motivo de una pequeña pincelada de humor al aparecer éste en una fiesta de disfraces del colegio. La sabia combinación de elementos humorísticos, eróticos, terroríficos convierten a El Retorno del Conde Yorga en uno de los clásicos indiscutibles de la serie Z de los 70. Su atmósfera y tramas serán tomadas años mas tarde en producciones mas conocidas y exitosas como la aclamada ministerio El Misterio de Salem’s Lot basada en una novela de Stephen King publicada 4 años después del estreno de esta película.