Un grupo de jóvenes documentalistas sigue los pasos de Leslie Vernon, un asesino en serie que, en realidad, todavía no ha matado a nadie. El equipo de filmación registra el día a día de Leslie, mientras éste prepara el terreno para su primera masacre años después de que le diesen por muerto.

Behind the Mask: The Rise of Leslie Vernon, escrita y dirigida por Scott Glosserman, es un falso documental en clave de comedia de terror que usa el subgénero slasher para hablar del propio subgénero, sus tópicos, sus mecanismos… Y también se ríe un poquito de él, pero siempre desde el cariño.
Nada más empezar la película se nos indica que, en el contexto de la historia, Jason Voorhees, Michael Myers y Freddy Krueger son reales y comparten universo con nuestro protagonista, Leslie Vernon, otro futuro asesino en serie enmascarado que todavía no ha debutado, pero lo hará muy pronto, cuando se haya preparado físicamente y organizado su plan para asesinar a un grupo de adolescentes idiotas en una cabaña.

Como os estaréis imaginando, Behind the Mask, a su manera, plantea el mismo juego meta cinematográfico que Scream, pero combinado con la idea de documental sobre asesino en serie que vimos en Ocurrió cerca de su casa.
Siendo una película de 2006, puede que a día de hoy no nos parezca especialmente original ni innovadora, porque después de ella vinieron títulos de similares intenciones pero mucho mejor acabados, como The Final Girls o, sobre todo, esa obra maestra que es La Cabaña del Bosque. Pero repito, Behind the Mask es de 2006, y en esa época su única alma gemela era la saga Scream, al menos hasta donde mi conocimiento alcanza.
Es una película con muy buenas intenciones y un puñado de ideas interesantes, pero está lejos de ser tan brillante e inteligente como el filme de Wes Craven o el de Drew Godard, y es que el escaso presupuesto, incluso tratándose de un falso documental, pasa factura. Tampoco puede decirse que el guion deslumbre; durante todo el metraje se tiene la sensación de que la premisa es muy buena, pero lamentablemente el guionista no acaba de sacarle todo el jugo ni de conseguir que los chistes sean buenos de verdad.

Y más allá de Scream o La Cabaña del Bosque, existe otro referente que se me vino a la cabeza nada más saber hacia dónde iban los tiros. Me refiero al cortometraje 7:35 de la Mañana, de Nacho Vigalondo, donde el cineasta cántabro disecciona un musical hasta darle la vuelta y convertirlo en un perverso thriller criminal. Así que, de la misma forma que en el corto de Vigalondo se nos explican las siniestras razones por las que en una típica secuencia musical todo el mundo se sabe la letra de la canción y la coreografía, en Behind the Mask hacen lo mismo con el slasher; ¿por qué los asesinos enmascarados siempre atrapan a sus víctimas pese a ser lentos como tortugas? ¿Por qué sus presas encuentran tantos obstáculos cuando tratan de huir? ¿Por qué los coches en las pelis de terror nunca arrancan a la primera o directamente no arrancan?
7:35 de la Mañana convertía la comedia en terror, y Behind the Mask transforma el terror en comedia. Al final parece que todo depende de dónde se sitúe la cámara. El punto de vista.

Otro aspecto interesante es el modo en que la película pasa del formato cuando le conviene. Es un falso documental el 90% del tiempo, pero a veces y sin previo aviso se transforma en una película convencional. Es una muy buena idea porque de esa forma el espectador puede situarse en diferentes lugares según interese, y esto hace que algunos chistes sean más eficaces.

En definitiva, Behind the Mask es una entretenida comedia con más buenas intenciones que resultados, pero con la que es fácil pasar un buen rato, sobre todo si la vemos en una maratón junto con Scream y La cabaña en el bosque.
Atención a los cameos de Kane Hodder y Zelda Rubinstein, y a la referencia a El Resplandor. También es gracioso ver a Robert Englund interpretando a un Dr. Loomis de marca Hacendado.

Atención a la continuación en formato comic.