Blood Fest presenta a un rebaño de fans que acude a un festival en el que se dan cita las películas de terrror más icónicas solo para descubrir que el carismatico presentador que cubre el evento esconde una agenda diabólica.
Director: Owen Egerton
Reparto: Zachary Levi, Tate Donovan, Seychelle Gabriel, Robbie Kay, Jacob Batalon, Barbara Dunkelman, Olivia Grace Applegate
El cine de terror no ha temido autorreferenciarse desde que en 1996 se estrenara la maravillosa Scream, convirtiendo el metacine en todo un arte. Algunos ejemplos recientes como La Cabaña en el Bosque o Final Girls confirman el buen estado de forma de aquellas películas que buscan subvertir las normas del género desde sus mismas entrañas, sin embargo, es extremadamente sencillo si eres un director inexperto con escaso presupuesto que tu carta de amor al género se convierta en una soporífera e insufrible retahíla de referencias sin orden ni concierto. Blood Fest no termina de acercarse al acierto de algunas de las películas mencionadas anteriormente, ni falla tan estrepitosamente como para provocar que los más fanáticos se rasguen las vestiduras, situándose en el cómodo limbo del olvido.
Desde su sorprendentemente oscura primera escena, Blood Fest deja claro que no va a permitir que nadie le gane en cuanto a juegos de referencias cinematográficas se refiere. Este fenómeno se convierte en una constante que por momentos divierte, pero en la mayoría de los casos termina molestando al ser usado como mera llamada de atención a un público que ha captado la gracia mucho antes de que la propia película se encargue de remarcarla. Ambientar la historia en un desquiciado festival del horror es el gran acierto de la película, permitiendo a nuestros protagonistas interactuar con toda clase de criaturas y situaciones sacadas de los sueños húmedos de cualquier amante millennial del terror. Las explicaciones dadas por el guion (obra del propio director) para dar respuesta a la presencia de todos estos seres en el parque son suficientemente inteligentes, aunque por momentos tan elaboradas e ingeniosas que la película está peligrosamente cerca de tomarse enserio a si misma.
Trasladar tu propio guion a la pantalla puede provocar cierto conflicto de intereses cuando el amor por tus propios personajes interfiere en el ritmo de la acción. En este caso, la constante obsesión de Owen Egerton por hacer brillar el personaje de Krill (interpretado sin demasiado acierto por Jacob Batalon) termina convirtiendo el supuesto alivio cómico en una auténtica carga. La pareja formada por Seychelle Gabriel y Robbie Kay va de menos a más, mostrando una sorprendente química durante los momentos finales. Los aficionados a los superhéroes podrán disfrutar de un divertido cameo de Zachary Levi, antes de que el actor aumente su estatus enfundándose en las mallas de Shazam.
Blood Fest divertirá a los aficionados al terror juvenil más gamberro, quienes terminarán olvidándola a las pocas semanas de su visionado. En resumidas cuentas, nos encontramos ante un funcional entretenimiento con escasa mala leche y demasiado empeño por hacer gracia, solo apto para aquellos que disfruten de los despliegues referenciales.