Cuando Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos llegó a las pantallas de todo el mundo, a los grandes aficionados de la saga Harry Potter nos entró un gusanillo en el estómago. La ilusión y la magia había vuelto a nuestras vidas, aunque nos haya cogido ya un poco más mayorcitos. Pero tras visionarla nos topamos con lo peor. Efectivamente, la saga de Animales Fantásticos iba a tener un alto contenido en relleno.
Como ya hiciera Peter Jackson con la trilogía de El Hobbit, adaptar su pequeño cuento en tres películas, en las que nos topamos con una amalgamas de personajes, acción y efectos especiales, y con un argumento escueto y de poco contenido, trayendo así tres películas que se dejan llevar por su efectismo y atractivo más que por su calidad. J.K. Rowling crea a partir de un pequeño libreto y su imaginación, una trilogía llamativa pero que falla a nivel argumentativo y narrativo, queriendo contar una historia breve adornada con muchas criaturas creadas a base de muchos efectos especiales y poca creatividad. Este problema tiene otra causa, el hecho de que el director inglés, David Yates, siga al frente del mundo de Harry Potter, presentando su sexta película del universo, por lo que pocos cambios podemos ver con respecto a películas antecesoras.
Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald no es una mala película, pra nada. Es muy atractiva sobre todo para los acérrimos de las aventuras del mago con la cicatriz en forma de rayo en la frente, con elementos que nos retrotrae a los mágicos que Columbus, Cuarón, Newell y Yates supieron retratar y trasladaron a muchos adolescentes. Pero ello no es más que un envoltorio que no deja ver que esta secuela está repleta de fallos, siendo uno de ellos el alto número de personajes que pasan por escenas sin ningún tipo de aporte mayúsculo, como los personajes de Jacob o Nagini. Ese alto número de personajes trae como problema el que nos encontremos pequeñas subhistorias que no aportan nada a la trama principal y que lo único que haga es confundir al espectador. Sin embargo, el papel de Jude Law como Albus Dumbledore está muy poco explotado, siendo lo más relevante de toda la trama. Aún así, el elenco de la película es brutal, muy bien aprovechado, salvo lo que he dicho antes de Law, con un Eddie Redmayne perfecto como Newt Scamander.
Con Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald, ya llevamos casi cinco horas de trama en la que se ha avanzado poquísimo, por lo que parece que el argumento se ha quedado en un segundo plano imperando lo visual y el gancho del retorno a las pantallas de cines de la escuela Hogwarts. El problema de presentar nuevas tramas a modo de precuela de otra historia bien desarrollada, como es la de Harry Potter, es cuidar ciertos detalles que enganchen una historia con la otra, por lo que vemos fallos cronológicos o el aportar elementos que desconocíamos para seguir estirando un chicle que no sabemos si tendrá algún final.
En definitiva, Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald estira el chicle hasta deformar la realidad que conocíamos. Lo único que puede traer, y muy a mi pesar como gran fan de la saga Harry Potter, es que la historia de magia con la que mucho hemos crecido se acabe agotando.