Este domingo nos ha dejado, a los 93 años de edad, uno de los más importantes iconos del fantástico: Christopher Lee. Problemas respiratorios que habían aparecido hace apenas unas semanas han sido la causa de la pérdida de este intérprete nacido en 1922 en Londres (Belgravia), mundialmente conocido por encarnar a Dracula en diez ocasiones (Dracula -también conocida como Horror of Dracula-, Dracula, príncipe de las tinieblas, Dracula vuelve de la tumba, El conde Dracula de Jess Franco, One more time -sin acreditar en la producción-, El poder de la sangre de Dracula, Las cicatrices de Dracula, Dracula 73, Los ritos satánicos de Dracula y la paródica Dracula padre e hijo). Tras su segunda intervención como el vampiro, Lee se mostraba reacio a repetir el papel; en films posteriores su papel era progresivamente más y más pequeño, hasta el punto de no tener diálogo.
Christopher Frank Carandini Lee era hijo de un militar de alto rango (Geofrrey Trollope Lee) y una condesa italiana (Estelle Marie Carandini di Sarzano), una pareja que se separó cuando él cumplió cuatro años. Sirvió en la Segunda Guerra Mundial, donde se formó como piloto y acabó en la división de inteligencia, operando en el norte de África. Cuando acabó la guerra, gracias a sus conocimientos de idiomas (recordemos que Lee dominaba inglés, italiano, francés, español y alemán, además de ser eficiente en ruso, sueco, griego y algo de chino mandarín) prestó su ayuda a la hora de capturar nazis, llegando a ser un miembro de una unidad de espías secretos llamada El Ministerio de la Guerra Poco Caballerosa. Éste era el alias de la Special Operations Executive, encargada de ciertos trabajos relacionados con el espionaje y sabotaje; el actor jamás ha entrado en detalles sobre esta etapa de su vida. Fue en 1948 cuando Lee debutó en el cine, sin acreditar, en el Hamlet de Laurence Olivier. Vería su nombre en pantalla por primera vez en el drama dirigido por Terence Young La extraña cita.
Su colaboración con la Hammer -que tuvo lugar de 1957 a 1976- no comenzó con el ciclo del vampiro, sino con la maravillosa La maldición de Frankenstein de Terence Fisher, en la que encarnaba al monstruo que atormentaba a su creador, en la vida real su querido compañero Peter Cushing. Luego vinieron clásicos como La momia, Rasputín o La novia del diablo, la primera de las dos películas inspiradas en el trabajo del escritor Dennis Wheatley -la otra fue La monja poseída, que no solo sería el final de la relación Hammer/Lee, sino también marcaría el último coletazo de la productora en su etapa clásica-.
Durante los 60, fue el malvado doctor Fu Manchú en El regreso de Fu Manchú, Las novias de Fu Manchú, La venganza de Fu Manchú y dos entregas más dirigidas por nuestro querido Jess Franco: Fu Manchú y el beso de la muerte y El castillo de Fu Manchú. También indagó en el mito del doctor Jekyll y Mr.Hyde con Las dos caras del Dr.Jekyll y El monstruo, una con Terence Fisher al cargo y otra con Peter Cushing de nuevo a su lado. Fue Sherlock Holmes en El collar de la muerte y en las películas para televisión Sherlock Holmes y la prima donna e Incidentes en las cataratas Victoria.
Tal y como ha afirmado en varias ocasiones, el papel favorito de la carrera de Lee recae en dos: Summerisle, el líder de la isla del clásico El hombre de mimbre (en 2011 intervino en un pequeño cameo en la secuela titulada The wicker tree tras sufrir una lesión de espalda), y Muhammad Ali Jinnah, el fundador de Pakistán que vimos en el biopic de 1998 Jinnah. Se enfrentó a James Bond en El hombre de la pistola de oro bajo el alias de Francisco Scaramanga; protagonizó Aullidos II: Stirba, la mujer lobo porque no había hecho ninguna película de hombres lobo y le pidió perdón a Joe Dante por esto último cuando le ofreció el papel de mad doctor en Gremlins 2: la nueva generación (Dante había dirigido la primera entrega).
Entraba por la puerta grande en dos de las mayores franquicias de la historia del fantástico: El señor de los anillos y Star Wars. Lee fue el malvado brujo Saruman en la trilogía basada en los libros de J.R.R. Tolkien: La comunidad del anillo, Las dos torres y El retorno del rey (solo en la edición extendida; el actor se encontró por sorpresa fuera del montaje cinematográfico) y en dos de las tres El Hobbit: la primera –Un viaje inesperado en 2012- y la última –La batalla de los cinco ejércitos, en 2014-. George Lucas le rescató para el Episodio II (El ataque de los clones) y III (La venganza de los Sith) de su saga galáctica dándole la oportunidad de interpretar al villano Conde Dooku -también conocido como Darth Tyranus– y de enfrentarse al maestro Yoda en una de las escenas más memorables de la saga.
Martin Scorsese le rescató para un simpático papel en La invención de Hugo, y Tim Burton le fichó para cinco de sus películas: Sleepy Hollow, Charlie y la fábrica de chocolate, Alicia en el país de las maravillas, La novia cadáver y Sombras tenebrosas. En 2004 se publicó una edición expandida de su autobiografía Tall, Dark and Gruesome que llevó por título Lord of Misrule. Colaboró con los grupos Rhapsody of Fire o Manowar en una de sus aficiones más peculiares: la música heavy, género en el que destaca su cover del tema de Frank Sinatra My way. Lee estaba listo para empezar en septiembre el rodaje de The 11th, un drama de ocho historias cruzadas que tenían lugar las 24 horas anteriores a los atentados del 11-S. Su papel era el de Lars Ole Hansen, un famoso excirujano diagnosticado con alzheimer.
Echaremos de menos el carisma de este poderoso actor, su elegante voz y su porte sin igual. Descanse en paz, señor Lee.