La chica final: el icono del género

La Chica Final

“Sus amigos están muertos. Tiene un aspecto asqueroso. El tío del cuchillo no va a parar hasta matarla.

Os presento a la chica final”

¡Hola a todos! ¿Qué tal? Hoy vengo a traeros la primera parte del análisis -de la segunda se encargará mi compañero Sutter Cane– de esa figura tan icónica en los slashers, tanto o más que el villano de turno: la protagonista. Esa chica joven, guapa, responsable e inteligente que acaba siendo la única capaz de vencer a esa criatura infernal que siembra el terror. Y todos en algún que otro momento nos hemos preguntado qué tienen esas chicas para llamar tanto nuestra atención. ¿Morbo? ¿Empatía? ¿Lástima? Sea como sea, la figura de la “chica final” (o final girl) siempre nos hipnotiza y encandila y ya solo por eso merece un análisis más exhaustivo que trate de averiguar de dónde proviene su magia.  

1) Cómo diferenciar a la chica final.

A pesar de no conocerla ni a ella ni su historia, el espectador reconoce rápidamente a la chica final nada más verla en pantalla. No es difícil, porque sus icónicos rasgos se repiten en más de una saga. Es esa chica guapa, pero no despampanante. Inteligente, pero tímida. Intelectual y un poco paria. Tiene un encanto y un atractivo natural, algo que logra que los demás personajes- villano incluido- se sientan tan atraídos como distantes de ella. Es el personaje diferente, el eslabón perdido. Muchas teorías y análisis defienden que la chica final es la mujer masculinizada de la película. No solo por su ropa holgada, tendente a esconder sus atributos femeninos, sino también por su nombre: LaurieTaylor o Sidney son algunos ejemplos de chicas finales con nombres andróginos, tanto masculinos como femeninos. La chica final viste cómoda, no lleva maquillaje y está más interesada en investigar lo que ocurre que en salir de fiesta. ¿Por qué? Porque es el hilo que va uniendo los cabos sueltos de la historia. El espectador conoce lo que ocurre gracias a ella y desea que al final salga triunfante por todo el camino que han recorrido juntos. “Quieres que esos adolescentes tengan finales horribles, pero la chica final se opone a todo eso. Es una mujer que acaba saliendo victoriosa” dice la bloguera Stacie Ponder. Además, el papel de la chica final ha ido limándose con el paso del tiempo. Mientras que en los setenta era la “chica buena” de grandes valores, en los ochenta fue poco a poco adquiriendo un papel más activo. Culminando este proceso en los noventa, cuando las chicas finales ya fueron conscientes casi desde el principio del papel que les iba a tocar jugar. Con un simple análisis y vistazo cualquiera puede deducir que la chica final es la única destinada a sobrevivir, porque es la única que de verdad desea hacerlo.

 

2) ¿Por qué una mujer?

El terror siempre ha estado dirigido a un público mayoritariamente masculino y ha quedado claro, a lo largo de la historia de este género, que una de las cosas más atrayentes que presentan estas películas es ver a mujeres guapas mutiladas. No en todas pero sí en muchas películas los personajes masculinos mueren fuera de plano o de manera rápida y poco violenta, mientras que el villano se recrea mucho más con las chicas. Existe algo de sádico y voyeurista en estas escenas, porque muchos- servidora incluida- las esperamos con ganas; sabemos que la animadora guapa va a morir de forma horrenda y deseamos verlo cuanto antes. Tal vez se deba al morbo, tal vez se deba a que normalmente estos personajes son tan insoportables que uno desea que mueran cuanto antes. Pero con la chica final esto no ocurre. Lejos de ser un género machista, creo que el terror defiende más y mejor a las mujeres que los dramas o comedias románticas, por ejemplo. Es cierto que la violencia y el sexo se marcan más si la víctima es la chica guapa y popular del instituto, pero también lo es que el único personaje que el espectador desea que triunfe y viva para contarlo es una mujer. Lejos quedan ya las películas sesenteras que presentaban damiselas en apuros que eran simples objetos sexuales; la chica final abandona esa perspectiva pasiva y se convierte en la verdadera protagonista activa de la historia. Además, el margen de edad de los personajes de este tipo de películas ronda los 20 años, momento en el que las mujeres son bastante más maduras que los hombres. Así que por pura lógica resulta mucho más interesante y coherente que las protagonistas sean chicas.

Es posible que muchos consideren sexista que las mujeres asesinadas sean guapas. Pero no seamos cínicos. En el cine son atractivos tanto los hombres como las mujeres. Sin ir más lejos, la chica final normalmente tiene pareja o pretendiente y no recuerdo ninguno que fuese feo. Billy Loomis en Scream, Kemper en el remake de La Matanza de Texas o Ray (interpretado por Freddie Prinze, Jr.) de Sé lo que Hicisteis el Último Verano son solo algunos ejemplos. El cine es un arte prácticamente visual y es evidente que necesita actores atractivos para según qué papeles. Por lo tanto, a pesar de las críticas que pueda recibir, creo que el gran mérito del terror es conseguir que tanto hombres como mujeres se identifiquen con una protagonista a la que desean ver vencer por encima de cualquier otra cosa.

 

3) La liberación femenina

Uno de los aspectos más destacados de este tipo de personajes, presente en la mayoría de las películas, es aquel concerniente a la sexualidad: la chica final casi siempre es virgen. Normalmente el terror siempre ha equiparado libertad sexual a muerte, de ahí que la gran superviviente no haya tenido relaciones de ningún tipo. Naturalmente hay excepciones (Chris de The Last Slumber Party, por ejemplo), pero generalmente este es un rasgo que se repite en todas las heroínas. La protagonista puede tener novio, padres protectores o algún hombre que haga la labor equivalente (un policía, por ejemplo), cuidándola y velando por su seguridad, pero al final toda esta ayuda resulta inútil. Ella no necesita que nadie le haga de padre, novio o hermano, porque se basta por sí misma para sobrevivir. De hecho en muchas ocasiones la protagonista entra en conflicto con esta clase de personajes, cuyo único fin parece ser protegerlas como si fueran de cristal porque, a sus ojos, ellas no se valen por sí mismas para defenderse.

En contadas ocasiones los personajes masculinos escuchan a la chica final y, para cuando deciden hacerle caso, ya es tarde. Es como si ambos tipos de personajes llevaran dos caminos irreconciliables: mientras que los hombres tratan de protegerla, ella trata de buscar la verdad y de acabar con esa amenaza. Incluso resulta mejor para la protagonista que estos secundarios mueran; solo cuando consigue liberarse totalmente de esas ataduras la chica final puede y debe enfrentarse al villano. Ese cara a cara necesita que la heroína sea ella misma, alguien válido y libre por sí mismo. Necesita que siga ese camino que ha ido marcándose toda la película, pero que hasta la desaparición de esas ataduras no se ha hecho del todo visible.

Por otro lado, mucho se ha hablado de las características masculinas de las chicas finales, pero poco se habla de lo femenino que es su aspecto después del enfrentamiento final. Da igual cómo haya vestido la protagonista a lo largo de la cinta o lo poco o mucho que esté reprimida sexualmente; en la escena final, después de enfrentarse al villano, es muy probable que aparezca con poca ropa, y toda ella destrozada y cubierta de sangre. A muchos les parecerá más víctima de una violación que de un asesino en serie. Y nada de esto es casual; para empezar, por el carácter sexual tan marcado que existe en la relación entre la protagonista y el villano. Y en segundo lugar porque muchos cineastas entienden que ese enfrenamiento final e inevitable es un rito de paso con el que termina la niñez de la protagonista y comienza su etapa adulta. Después de todo lo que ha sufrido, la chica ya no será la misma; su percepción social y sexual del mundo habrá cambiado, estando ya marcada física y mentalmente. De ahí que para muchos la chica final sea más una superviviente que una heroína.

 

2) Heroína y villano: sexo, ira y entendimiento

El extraño lazo que hay entre la chica final y el villano queda claro desde los primeros minutos de la película. Ella siente que hay algo que no encaja con las primeras víctimas y percibe una amenaza inexplicable, que la sigue y acosa, aunque no sepa exactamente de qué se trata. Este lazo es sumamente importante en el género, tal y como se observa en casos como Halloween, Pesadilla en Elm Street o incluso la desconocida Behind the Mask: The Rise of Leslie Vernon, donde se explica concienzudamente lo importante que es la chica superviviente. Y la relación entre ambos personajes probablemente sea la más profunda que pueda haber en toda la película. Hablar de la relación entre la chica superviviente y villano es hablar necesariamente de sexualidad. Sinceramente no creo que sea casualidad que las escenas que ambos protagonizan estén tan cargadas de ese tipo de tensión; implícita la mayoría de las veces, aunque en ocasiones emerge explícitamente. Tal es el caso de Wishmaster 4: La Profecía, donde (SPOILER) la relación entre ambos va mucho más lejos, porque no solo se acuestan, sino que él acaba enamorándose de ella (fin del SPOILER). El espectador siente unas pulsiones extrañas cuando observa la química tan perturbadora que hay entre ellos; sabe que no va a ocurrir nada y que ella le va a matar, pero subconscientemente percibe que hay una especie de instinto primario, una necesidad sexual contenida que no va a salir a flote como tal, sino de forma violenta: la chica final y el villano intentando matarse. Y precisamente por culpa de esa sexualidad contenida. “Creo que la crítica se ha perdido. Porque, si uno se fija bien, es la chica que más sexualmente reprimida está la que mata al villano con un cuchillo enorme. Es la que está más frustrada sexualmente. Es ella la que le mata. No porque sea virgen, sino porque toda esa energía sexual reprimida empieza a salir. Usa todos esos símbolos fálicos en el malo… Ella y el asesino comparten un vínculo: la represión sexual” dijo John Carpenter, como respuesta a las críticas que tachaban Halloween de castigar la sexualidad femenina. Esa tensión, esa energía sexual que comparten ambos personajes se debe entre otras cosas a que los dos se encuentran igual de reprimidos. Es bien conocido que la protagonista normalmente es virgen y que los personajes que gozan de una libertad sexual acaban muriendo. Otro rasgo en común con el villano, que bien está reprimido, bien presenta alguna especie de trauma personal que se manifiesta en el terreno sexual. Tal es el caso por ejemplo de Michael Myers, cuyo primer asesinato es ni más ni menos que el de su hermana Judy después de que esta se acueste con su novio. Algo de lo que Michael es testigo. El propio Robert Englund, actor famoso por encarnar a Freddy Krueger, se refiere explícitamente a esa sexualidad que rodea a los villanos al afirmar que el suyo es terrible entre otras cosas por “penetrar en el santuario de los adolescentes, en su rincón más íntimo: sus habitaciones”. Eso por no hablar de La Matanza de Texas 2, donde hay una escena entre Cara de Cuero y Stretch (Caroline Williams), la chica final, que no deja lugar a dudas de su contexto sexual. Juzgad por vosotros mismos.

El nacimiento de los slashers marcó un cambio de tendencia en la relación entre la heroína y el antagonista. Mientras que en los sesenta el monstruo trataba a la chica como si fuera de cristal, como alguien de quien estuviera enamorado platónicamente pero sin poder tocarla, los setenta se caracterizan por convertir esa fijación en algo más carnal y cercano. Antes la protagonista era simplemente su interés amoroso, pero con la liberación femenina las chicas finales consiguieron una actitud más activa, convirtiéndose en las únicas que pueden derrotar al villano. Y ellos naturalmente lo saben. En muchos casos existe una escena que marca esa relación, ya sea porque el antagonista se enfrenta a la chica final y no la mata, porque mata a alguien importante para ella con el único objetivo de que lo vea y se asuste o porque disfruta acosándola y jugando con su mente. Y esas escenas son necesarias para que el espectador comprenda que la película se va a reducir a un enfrentamiento entre ambos, a un cara a cara entre iguales. Un enfrentamiento final que no es más que la vía de escape que encuentran ambos para esa represión que sufren. En este punto muchos autores y críticos defienden que la chica final “castra al villano” al arrebatarle el arma o hiriéndole de muerte y consigue vencerlo masculinizándose a través de un arma blanca. Aunque no les falte razón y el simbolismo sea más que evidente, creo que la relación es mucho más intensa y profunda entre ellos como para reducirla a un imple acto de pérdida de virilidad. Entre heroína y villano hay una fascinación y un entendimiento que trasciende todo plano sexual. Ella se interesa por él y se dedica durante toda la película a investigar su origen, motivos para asesinar y cómo acabar con él. Por su parte, el villano disfruta jugando con su mente. Tal vez sea pura coincidencia- cosa que dudo- pero cabe destacar que los antagonistas son normalmente seres deformes físicamente, aislados del mundo y que a una corta edad fueron víctimas del resto de la sociedad. Parias marginales. Se dedican a sembrar el terror entre jóvenes que se asustan de ellos; jóvenes guapos, populares y activos, que gozan de una vida que ellos no tuvieron. Hasta que se encuentran con la chica final.

Ella no solo es lo bastante valiente como para querer enfrentarse al antagonista, sino que es la mayor y mejor conocedora de su historia y circunstancias y aun así no huye, no le teme. Los antagonistas no sienten por ellas la envidia que pueden sentir por esas vidas que llevan los demás personajes; envidia que puede ser uno de los motivos que les lleven a asesinarlos. Y muchas veces el enfrentamiento final no es más que la consecuencia final de ese extraño lazo que hay entre los dos; a partir de ese momento las chicas finales quedan física y mentalmente marcadas y los asesinos generalmente no mueren y vuelven en las secuelas con más poder, listos para una nueva oleada de crímenes. Es posible que desde el principio de la película ambos sepan que la lucha final va a marcarlos y desviarlos hacia otro camino del que ellos creían, pero aun así en el fondo estén deseando que ese momento llegue.

Y esto es todo lo que puedo contaros de las chicas finales, ese gran icono del cine de terror. Espero haberos familiarizado más detenidamente con ellas, con lo que importantes que son y lo que representan, a través de este extenso análisis. No os perdáis la segunda parte de la mano de Sutter Cane, que analizará más concienzudamente los rasgos de muchas de estas chicas finales. ¡Nos vemos!

Fuentes: http://offscreen.com/view/feminism_and_horror | http://www.nytimes.com/2015/10/25/movies/in-horror-films-the-final-girl-is-a-survivor-to-the-core.html | https://bitchmedia.org/post/digging-into-horrors-final-girl-trope-feminism-hemlock-grove | http://cinemademerde.com/Essay-Final_Girl.shtml | http://decider.com/2015/11/01/nightmare-on-elm-street-gay/ | When the Woman Looks de Linda Williams | Men, Women and Chainsaws: Gender in the Modern Horror Film de Carol J. Clover.