Crítica: ‘Muñeco Diabólico 3’ (1991, Jack Bender)

muñeco diabolico 3

Muñeco Diabólico 3 arranca ocho años después del día en el que Andy Barclay creyó haber destruido a Chucky, el muñeco asesino. Al cumplir los dieciséis, entra en una academia militar. Mientras, el codicioso presidente de la empresa de juguetes Play Pals decide resucitar la popular línea de muñecos Good Guys. Cuando la cadena de montaje recrea el primer muñeco a partir de una masa de plástico derretido, el espíritu de Chucky regresa con renovadas intenciones de alcanzar su objetivo y vengarse de Andy.

Director: Jack Bender
Reparto:
Justin Whalin, Brad Dourif, Perrey Reeves, Jeremy Sylvers, Travis Fine, Dean Jacobson, Peter Haskell, Dakin Matthews, Andrew Robinson, Burke Byrnes

Muñeco Diabólico 3 nos trae a un Andy Barclay ya crecidito y da un giro importante a la historia, asumiendo sin tapujos que la saga no es exactamente de terror, sino que su vertiente cómica es la que marca la diferencia pero, eso sí, sin renunciar a su esencia. 

Jack Bender realiza aquí una de sus pocas incursiones en el largometraje. Habitual director de episodios de series (Perdidos, Los Soprano, Falcon Crest, Alias…) y colaborador de J.J. Abrams, Bender se pone tras las cámaras para dar forma a la última película de la trilogía original de Chucky. Su trabajo es bastante bueno, aunque hay que reconocer que la mayor parte del mérito es de Don Mancini, que escribe un guion que no tiene demasiada chicha pero en la que todo cuadra a la perfección. La academia militar permite a Bender crear algunas escenas bélicas y jugar con ellas con un elemento nada habitual como es un muñeco endemoniado. 

Gracias a eso, Chucky se suelta la melena y se ve su lado más macabro, cercano al de Freddy Krueger en ocasiones y que da tantísimas posibilidades a la hora de divertir al espectador sin necesidad de centrarse en el género de terror ni en el de humor. Gracias a que la película es en todo momento autoconsciente, esa mezcla no se convierte en un problema para ella y sí en todo un acierto. 

En cuanto a Justin Whalin… Se parece tanto a Alex Vincent como un perro a una farola. ¿Tan difícil era encontrar un actor que tuviese algún rasgo del Andy joven? Porque si me dices que Whalin físicamente no se parece pero borda su papel, pase, pero es que lejos de eso lo que hace el chico es una pésima labor. Perrey Reeves, otra que tal. La chica disfruta de ese personaje femenino de carácter fuerte que tanto gusta cuando se encuadra una historia dentro de algún tipo de cuerpo militar, pero el espectador no lo pasa tan bien como ella y, al final, esa es la labor del actor (entre otras muchas cosas).

Jeremy Sylvers es el mejor del reparto de lejos pese a ser el más joven. Parece que el chiquillo entiende a su personaje mucho mejor que otros que le sacan diez años. A Travis Fine le sobra con su apariencia para interpretar a un personaje que le es tremendamente sencillo.