Mudo (Mute) sigue la busqueda que emprende un hombre mudo tras la desaparición de su novia en el sórdido Berlín del año 2056.
Director: Duncan Jones
Reparto: Alexander Skarsgård, Paul Rudd, Justin Theroux, Florence Kasumba, Noel Clarke, Daniel Fathers, Livia Matthes
Tras las malas críticas cosechadas por The Cloverfield Paradox, Netflix tenía la difícil papeleta de estrenar Mudo (Mute), nuevo proyecto de ciencia ficción escrito y dirigido nada más y nada menos que por Duncan Jones (Warcraft, Moon). Parecía que en esta ocasión todos los elementos se habían conjugado para regalarnos una gran película, que nos hiciera olvidar las últimas decepciones estrenadas por la gigantesca plataforma de streaming, sin embargo, nos hemos vuelto a chocar con la realidad, encontrándonos frente a un insuficiente producto que se queda muy lejos de las expectativas generadas.
Mudo (Mute) se desarrolla un prometedor fututo a medio camino entre Blade Runner y Altered Carbon, hábilmente situado en el mismo universo que Moon (el propio Duncan Jones reconoció que esta cinta formaba parte de una especie de trilogía formada por historias independientes que comparten un mismo universo). El primer problema surge cuando las limitaciones presupuestarias hacen acto de presencia, empleando una técnica tan manida como oscurecer la fotografía para ocultar las limitaciones de los escenarios elegidos. Al igual que ocurre de forma visible con el entorno, nos encontramos una historia con dos tramas claramente diferenciadas, que no casan ni en tono ni en aspiraciones narrativas. Mientras que por un lado se nos plantea un oscuro thriller criminal repleto de oscuridad y perversión, por el otro se nos intenta contar una fallida comedia negra con toques familiares. Ambas historias están destinadas a colisionar y eso permite mantener cierto interés en ellas, sin embargo, cuando los secretos se revelan la decepción se manifiesta de nuevo, haciéndonos dudar de si todo lo visto anteriormente realmente merece la pena para llegar a ese punto.
A pesar de toda esta frustración, Mudo (Mute) no es ni mucho menos una mala película, como gran parte de la crítica se ha empeñado en vender. Alexander Skarsgård firma una gran interpretación, siguiendo la estela iniciada con su premiado papel en la serie Big Little Lies. Su personaje protagoniza la parte de la trama que más casa con la ambientación planteada por Jones, conduciéndonos a través de una investigación en la que la interpretación de Skarsgård es crucial para vender al espectador la peculiaridad que hace tan especial a su personaje. Le acompañan, protagonizando la parte más fallida de la trama, unos correctos Paul Rudd y Justin Theroux, quienes aprovechan para alejarse de sus papeles habituales pero terminan creando una extraña relación a medio camino entre funcionar y hundir la cinta.
Jones demuestra talento tras las cámaras y grandes ideas visuales. Sin embargo, su guión está repleto de pequeños baches que en suma terminan transformando una posible gran película en un pequeño lío con más inconvenientes que ventajas. Es de agradecer que continúe apostando por regalarnos su amor por la ciencia ficción de corte clásico, pero se echa en falta un repaso al guion en ciertos momentos de la trama, que hubiera permitido un desarrollo narrativo más acorde a la propuesta visual.
Mudo (Mute) tiene grandes ideas y logra hacer funcionar algunas de ellas, pero el resultado final deja un regusto a decepción que es difícil de obviar. Neflix sigue sin encontrar el camino con sus producciones originales, acumulando muchas más decepciones que éxitos.