Crítica: ‘Jóvenes y Brujas’. Locura, libertad y magia.

Jóvenes y Brujas

Jóvenes y Brujas presenta a Sarah, una chica que siempre ha sido diferente. Nada más llegar a la Academia St. Benedict enseguida se junta con las rebeldes del instituto. Pero estas chicas no se conformarán con ser un grupo de inadaptadas. Han descubierto la magia y están dispuestas a usarla.

Director: Andrew Fleming Reparto: Robin Tunney, Fairuza Balk, Neve Campbell, Rachel True, Skeet Ulrich, Assumpta Serna.

El género de las brujas siempre ha sido uno de los más atípicos dentro del terror y sin duda uno de los más carismáticos. Desde Las Brujas hasta Suspiria, pasando por películas como El Retorno de las Brujas o La muerte os sienta tan bien, este género es una oda al cinismo, al humor negro y a la libertad. Y puede que de todas ellas Jóvenes y Brujas no sea la mejor, pero goza de un encanto especial gracias a ese aura salvaje, adolescente y feroz. ¿Cuatro chicas adolescentes marginales con poderes mágicos? Vendido.

La historia comienza cuando Sarah (Robin Tunney) se muda a Los Ángeles con su familia, con la esperanza de empezar de cero después de un fallido intento de suicidio. Pero las cosas no serán como ella se espera, porque después de una cita con el popular Chris Hooker (Skeet Ulrich), Sarah descubrirá que ha ido contando a todo el instituto que se han acostado juntos y que es una chica fácil, cosa en absoluto cierta. Convirtiéndose en la burla de todo el instituto, Sarah únicamente consigue integrarse con el grupo de las marginales, tres chicas impopulares de quien se rumorea son brujas: Nancy (Fairuza Balk), Bonnie (Neve Campbell) y Rochelle (Rachel True). Sin embargo, este acercamiento esconde algo más detrás: Bonnie ha sido testigo del poder mágico de Sarah y está convencida de que es la cuarta bruja, aquella cuya llegada anhelaban para poder utilizar los poderes espirituales de los cuatro puntos cardinales. Pero cuando las cuatro comprueben el poder mágico que realmente poseen y sus consecuencias, invocando a una entidad pagana llamada Manon, desearán no haberlo usado nunca.

Jóvenes y Brujas nos devuelve a la esencia noventera más gamberra con un toque mucho más indómito y atractivo. Las protagonistas no son las alumnas modelo del instituto precisamente; son salvajes, libres y brujas. El cuarteto resulta de lo más atractivo y singular. Cada una de las chicas es diferente y tiene que lidiar con graves problemas, nada de tonterías banales; Sarah acaba de vivir un intento de suicidio, mientras que Nancy vive día tras día encerrada en una pesadilla bajo la forma de su padrastro maltratador. Bonnie se detesta y avergüenza de su físico por las extrañas llagas de su espalda y Rochelle sufre continuos abusos por ser la única chica negra del equipo de natación. Realmente la película está contando cómo cuatro adolescentes se enfrentan a sus problemas cotidianos con un enfoque mágico, pero no por ello más ligero. Por tanto es totalmente comprensible que en su día consiguiera atraer a una legión de adolescentes (y de padres enfadados), que incluso hoy en día siga creándonos un nudo en la garganta ante ciertas situaciones.

Pero la película no se queda en la simple superficie y profundiza mucho más. Lejos de tratar los problemas adolescentes como algo banal y efímero, se centra en explicar la importancia que tienen las decisiones- pese a tomarse a tan temprana edad- y lo irreversibles que pueden resultar sus consecuencias. Las chicas consiguen un poder que necesita controlarse y no puede usarse a la ligera, porque si no se desencadenará la catástrofe. Esta idea resulta casi una alusión a la adolescencia y a lo rápido que pasan esos años en los que uno se cree libre e indemne de todo. Sarah, Nancy, Bonnie y Rochelle se ven obligadas a crecer deprisa y a entender lo importantes que pueden llegar a ser sus actos, tanto para ellas como para los demás. Por supuesto, no hace falta ni mencionar que no todas estarán dispuestas a ponerle grilletes a su poder. Como ocurre siempre.

Igual que ya ocurriese con Ginger Snaps, Escuela de Jóvenes Asesinos o incluso Las Vírgenes Suicidas, uno de los temas más importantes de Jóvenes y Brujas es  la libertad sexual femenina. Tal vez las chicas sean unas marginales, pero desprenden un atractivo innato que hace que cualquiera de sus compañeros se gire para verlas. Pero también son libres, hacen caso omiso de los rumores y quieren disfrutar plenamente de su libertad y sus poderes, lo que las convierte en peligrosas. En este apartado resulta especialmente destacable el personaje de Chris, principal personaje masculino de la historia. Aunque Sarah se fije en él, rápidamente descubre que es un chico asqueroso que lo único que busca es engrosar la lista de chicas con las que se acuesta. Y será precisamente Chris, de forma activa o pasiva, el que consiga desestabilizar toda la situación precisamente por no saber respetar a sus compañeras de clase y tratarlas como simple carnaza. Sin duda uno de los grandes momentos de la película- por no decir el mejor- es ese en el que Nancy le hace ver lo ruin que es.

Aunque por Jóvenes y Brujas desfilen unos cuantos personajes, el principal eje de la misma son dos: Sarah y Nancy. Protagonista y villana. Ambas chocan rápidamente y la historia deja intuir, mediante pistas, que todo se reducirá a una batalla entre las dos. Cada una encarna una visión diferente de la vida a través del uso de sus poderes: Sarah desde el principio es consciente de que no podrán gozar de una libertad absoluta para siempre, que todo debe de tener un límite y un control, mientras que Nancy representa el caos en su manera más pura. Sarah encarna la serenidad y madurez propia de una chica final, mientras que Nancy no está dispuesta a someterse. Pero en esta película nada es gratuito, todo tiene su porqué y precisamente por eso es probable que el espectador consiga simpatizar más con Nancy que con Sarah. Sí, es cierto que Nancy es la locura, el desenfreno y la libertad más extremos, pero no por casualidad. La misantropía y los ideales del personaje interpretado por Fairuza Balk tienen una explicación que el espectador entenderá y casi compartirá. No es de extrañar que la escena más impactante de la película sea la antes mencionada, aquella en la que intervienen Chris, Sarah y la propia Nancy. Sin duda la escena que mejor plasma a la villana.

Jóvenes y Brujas es una de las grandes representantes del género adolescente de terror, protagonizada por estudiantes impopulares. Completada con una banda sonora de lujo, un guión impecable y unos toques de humor negro que sin duda muchos echamos de menos, encandilará tanto a los más fieles del género como a los amantes de los personajes oscuros, descontrolados e irremediablemente atractivos. Totalmente recomendable. Esperemos que el futuro remake no la destroce del todo.