Crítica: ‘Jason X’ (2001, James Isaac)

Jason X

Jason se va de vacaciones al espacio. Corre el año 2445, la Tierra es un lugar contaminado al que regresan de vez en cuando los hombres para recoger residuos de la vieja civilización. Poco se imaginan los jóvenes e intrépidos exploradores que acaban de aterrizar en la Tierra el destino que les aguarda.

Director: James Isaac
Reparto: Kane Hodder, Lexa Doig, Lisa Ryder, Jonathan Potts, Melyssa Ade, Peter Mensah, Dov Tiefenbach, Todd Farmer, David Cronenberg, Markus Parilo, Kristi Angus

Tras 9 entregas aterrorizando a los no tan inocentes jóvenes de la Tierra, los productores pensaron que la solución a las claras muestras de agotamiento mostradas por la saga era enviar al bueno de Jason al espacio, siguiendo el camino abierto por sus compañeros PinheadLeprechaun. En una saga donde la continuidad era inexistente y las ganas de innovar habían desaparecido, la idea de crear un slasher espacial no sonaba mal, sin embargo, nadie podría ni siquiera imaginar en sus perores pesadillas que Jason X terminaría convirtiéndose una parodia, más cercana a una cinta para adultos que a una verdadera secuela de la saga. Con grandes dosis de humor infantil y una colección de perturbadoras actuaciones, Jason X puede luchar por meritorios propios en la batalla por ser considerada una de las peores películas de la historia.

La ausencia de guion, unida a la falta total de cualquier idea interesante que desarrollar, convierten a la película en una sucesión de vergonzosos momentos con la única finalidad de rellenar metraje hasta alcanzar los 90 minutos de rigor que permitan su estreno en salas comerciales. Durante este tortuoso camino pasamos por un extraño thriller criminal en la Tierra (con cameo del mismísimo David Cronenberg incluido), una historia de exploración espacial futurista con muchas reminiscencias a Star Trek, un slasher espacial claramente influenciado por Alien, una cinta de acción al más puro estilo Matrix (os recomiendo echar un vistazo el vídeo que podéis encontrar tras este párrafo) y por último una comedia donde los propios personajes adquieren conciencia de lo ridícula que alcanza a ser toda esta situación. Lo más sorprendente es experimentar como Jason X es capaz de intentar tantas cosas a la vez, y sobre todo ver cómo logra convertirse en un despropósito en cada uno de los campos que se atreve a explorar.

James Isaac tendrá siempre mi admiración por haber sido capaz de dirigir semejante proyecto sin intentar quemar todas las copias del resultado final antes de su estreno en salas. Todd Farmer figura como guionista, pero en mi corazón guardo la esperanza de que alguien pusiera su nombre para poder cobrar el cheque y que semejante historia fuera rodada sin guion (ni nadie interesando en escribirlo). Es sorprenderte ver como con unos pocos cambios en el desarrollo la de historia, Jason X tiene mucho más potencial como cinta erótica (título incluido) que como décima entrega de una saga que debió decir adiós mucho antes. Y es que cuando uno piensa que el máximo nivel de ridículo ha sido alcanzado y la cosa solo puede mejorar, es sorprendido por una nueva escena donde la paciencia del espectador es puesta de nuevo a prueba. Ni siquiera es capaz de funcionar como comedia involuntaria, aunque tomándosela así es la única forma de poder alcanzar su irrisorio final sin perecer en el intento.

Está claro que la saga Viernes 13 nunca ha sido culmen del buen hacer cinematográfico, sin embargo, su legado merecía un final a la altura y no una mala broma que seguirá empeorando con el paso del tiempo. Una pena que la saga original se despida de esta forma. Demos gracias a Freddy vs Jason y el remake de Marcus Nispel por devolver parte de la dignidad perdida a Jason Voorhees.