Hush narra la historia de una joven escritora que se quedó sorda en su adolescencia y vive aislada en una casa en medio de la nada. Una noche comienza a ser acosada por un misterioso hombre enmascarado, sin la posibilidad de pedir ayuda, por lo que tendrá que ingeniárselas para salir airosa de su acosador.
Director: Mike Flanagan.
Reparto: Kate Siegel, John Gallagher Jr., Samatha Slovan, Michael Trucco.
Su última película, Before I Wake, está pendiente de estreno, pero eso no ha impedido a Mike Flanagan (Oculus: El Espejo del Mal, Absentia) regresar al terror de bajo presupuesto con Hush, una pequeña delicia nacida bajo el amparo de la Blumhouse y que puede disfrutarse en plataformas Netflix. El planteamiento es más sencillo que el mecanismo de un sonajero: una noche, un único escenario y dos personajes: una mujer y el psicópata que le acecha. En cierta manera, Hush rescata Sola en la Oscuridad, el film de 1967 en el que Audrey Hepburn interpretaba a una invidente que era acosada por tres criminales en busca de droga; los puntos en común se extienden al increíble prólogo de la primera entrega de la franquicia Scream, estrenada en 1997.
Kate Siegel es la clave de Hush. La entrega de la actriz constituye el pilar fundamental que hace funcionar la película; no es una sorpresa que la autoría del guión sea en parte suya. Director e intérprete, que ya trabajaron juntos en Oculus, sacan provecho de un personaje sólido: su Maddie Young no es Supergirl, ni una heroína invencible. Es una persona de carne y hueso cuyas desventajas auditivas –Flanagan sabe jugar a la perfección con ellas- no se lo pondrán nada fácil en su lucha por la supervivencia.
Al igual que su víctima potencial, el antagonista encarnado por John Gallagher Jr. (Calle Cloverfield 10) no es ningún Jason Voorhees: es un ser humano enmascarado con una motivación que no podemos desvelar aquí. En este juego del gato y el ratón, su mejor arma es su impredecibilidad. Y esa máscara a lo Michael Myers es acojonante.
Hush es un estupendo ejercicio de suspense a la antigua usanza. Sus 90 minutos pasan volando y, aunque no es perfecta (se le perdonan algunos tejemanejes argumentales), Flanagan sabe lo que hace con un material que, en manos de otro, podría desmoronarse fácilmente. Es una verdadera lástima que Hush no se estrene en cines, porque su calidad deja en pañales a muchas otras producciones con jugosa distribución.