Ginger Snaps presenta a Brigitte y su hermana Ginger, dos adolescentes muy unidas y aburridas de su rutinaria vida. Pero cierta noche en que deciden gastarle una broma a un chico, Ginger acaba siendo atacada por una extraña criatura. Aunque se recupera milagrosamente de las heridas, Ginger no está bien: comienzan a crecerle pelos en las cicatrices, una cola asoma por su espina dorsal y siente un deseo irrefrenable de carne humana… Se está convirtiendo en mujer-lobo. Brigitte tiene que ayudar a su hermana y recurre a Sam, un joven enigmático con fama de chico malo y muy aficionado a la botánica… Y mientras Brigitte lucha por proteger a Ginger, se convierte en cómplice de sus crímenes violentos e incontrolables…

GINGER SNAPS (2000, 108 minutos) Director: John Fawcett. Reparto: Emily Perkins, Katharine Isabelle, Mimi Rogers, Kris Lemche, Jesse Moss, John Bourgeois, Peter Keleghan, Danielle Hampton. Secuelas: Ginger Snaps 2: Los Malditos (Ginger Snaps 2: Unleashed) y Ginger Snaps 3: El Origen (Ginger Snaps: The Beginning). ¡

¡Hola a todos! ¿Qué tal? Soy Palomeski y acabo de llegar a TerrorActo. He decidido estrenarme por todo lo alto comentando una de las películas de terror a las que más cariño he cogido con el paso del tiempo. Es más, creo que fue esta la película que me introdujo en el mundillo del gore y la serie B y lo hizo por todo lo alto. La película es buena (para ser de este tipo de cine, porque costó poco más de cuatro millones de dólares), entretiene y refleja muy bien ese folclore de los hombres-lobo en la actualidad. Y todo desde el punto de vista de dos parias adolescentes, incomprendidas, irónicas y misántropas. Desde luego, la premisa llama y mucho.

Las hermanas Brigitte (Emily Perkins) y Ginger Fitzgerald (Katharine Isabelle) son unas marginadas, las apestadas del instituto, que no encajan con nadie y a las que todo el mundo evita. Pero eso les encanta. A ellas tampoco les gustan ni sus compañeros ni su familia, así que no les importa lo más mínimo llevarse mal con ellos. Para colmo, son unas fanáticas de la sangre, las vísceras y el horror y todos sus trabajos escolares reflejan esa obsesión malsana. Lo que se dice unas chicas adorables. Pero aunque sus gustos sean un poco “diferentes”, lo cierto es que no están en absoluto preparadas para lo que se les viene encima: la transformación de la mayor, Ginger, en un licántropo. Para ayudarla, Brigitte tendrá que recurrir muy a su pesar a Sam (Kris Lemche), el chico malo del instituto al que todo el mundo acude cuando le apetece meterse algo. Sin embargo, el cambio de Ginger avanza más deprisa de lo que ellos creen, así que apenas tendrán tiempo para averiguar qué es lo que puede frenar esa conversión. El primer gran atractivo de la película son las dos protagonistas. Aunque ambas aparenten ser el clásico estereotipo de chica marginada del instituto, van más allá; no les importa no encajar, ni les interesa intentar entenderse con gente que no las acepta por lo que son. Ginger y Brigitte se esfuerzan por seguir más apartadas de los demás si cabe. Les da igual que los chicos guapos y las chicas populares las humillen y se rían de ellas, porque las hermanas Fitzgerald siempre tienen una respuesta mordaz e hiriente para todos, eso si no deciden ignorarles por completo. Son raras, de gustos peculiares y les da igual. Aquí las marginadas no sufren un cambio radical que les haga encajar; ellas siguen siendo ellas durante toda la película.

Es cierto que a medida que Ginger se va transformando, se vuelve más atractiva para el sexo opuesto, pero esto no se produce por sus ansias de ser popular ni de querer encajar; es consecuencia directa de la transformación hormonal que está sufriendo. Las grandes protagonistas de la película en realidad mantienen su esencia de principio a fin. Y encontrarte dos personajes así, totalmente libres de principio a fin, con todas las consecuencias, es un regalo para el espectador. En segundo lugar, cabe destacar el trato tan normal que se da a la licantropía: una criatura extraña muerde a una chica, ella sufre el cambio y su hermana trata de evitarlo. Nada más. No hay guerras que se remonten a siglos atrás, ni grandes corporaciones que investiguen a estos seres, ni nada que al final acabe rechinándole al espectador por lo inverosímil que resulta. El cambio de Ginger se produce en secreto, es algo que muy poca gente sabe y así se mantiene durante toda la película. Lo lógico, por otro lado. No cuadraría que de repente se presentasen agentes gubernamentales que se la llevasen para experimentar con ella, por poner un ejemplo. Se da una imagen muy básica de los hombres-lobo, sin tanta parafernalia. Además, el eje de la película no es la transformación, sino la relación de las dos hermanas; el cambio de Ginger es el punto que hace que cambie la vida de ellas dos, el hilo conductor, pero no es el centro de la historia. Mucho mejor así. La conversión de Ginger está muy bien tratada. Dejando de lado el tema de los efectos, que a mi parecer son bastante buenos para tratarse de una película de bajo presupuesto, los rasgos propios de los hombres-lobo aparecen muy bien retratados en la película.

Aunque lo realmente destacable es el paralelismo que se da a lo largo de toda la película entre maldición y pubertad. Ni Ginger ni Brigitte quieren crecer, no quieren hacerse mujeres ni sufrir los cambios físicos propios de esa fase. Pero a raíz del encuentro con la bestia, Ginger inevitablemente los sufre; desde la menstruación hasta un apetito sexual desmesurado. La maldición hace que se convierta a la fuerza en todo eso que tanto rechaza y contra todo lo que han luchado ella y su hermana. Y resulta hasta poético: los problemas empiezan cuando Ginger empieza a volverse adulta, cuando esa inocencia pre púber se pierde. La historia es casi una alegoría del paso de la infancia a la madurez, desde una perspectiva feminista pura y dura. Las dos chicas no necesitan a ningún hombre que les haga sombra ni que las salve y ellas solitas pueden con todo. Además, el hecho de que la maldición sea ni más ni menos que en convertirse en hombre-lobo, algo típicamente atribuido a los hombres, resalta mucho más esa perspectiva tan femenina. Para más inri, el color rojo tiene a lo largo de toda la película un simbolismo especial: el rojo de la sangre, de las heridas, de la menstruación. El rojo del pelo de Ginger y de su propio nombre (“Ginger” es pelirrojo en inglés).

La historia, sin embargo, no es un drama. De hecho, tiene un humor muy negro y macabro. Las situaciones familiares son tremendas, igual que los comentarios tan mordaces de las protagonistas. Uno no sabe si está viendo un drama, una comedia negra o una mezcla extraña de ambas. Ginger es la más lanzada, la más irónica y contestona de las dos, sobre todo después de la transformación, aunque Brigitte no se queda corta pese a ser más tranquila. Las dos forman un tándem único, inteligente e irreverente, que te arranca una sonrisa más de una vez. No es de extrañar que la película acabara siendo de culto, encontrándose incluso análisis hechos por universitarios sobre la misma. El reparto está muy bien escogido, pero evidentemente los grandes aplausos van para las hermanas Fitzgerald, las grandes estrellas de las películas. La química entre ellas es más que evidente y como curiosidad diré que existen muchas casualidades entre ambas: las dos nacieron en el mismo hospital, acudieron al mismo colegio y trabajan (o trabajaban) para la misma agencia. Además, las escogieron para los papeles con muy poca diferencia de tiempo.

En cuanto a las dos secuelas, únicamente diré que mantienen el tipo, pero no brillan tanto como la primera. Ginger Snaps 2: Los Malditos empieza justo donde acaba la anterior, algo que me gustó especialmente, porque así no pierde totalmente el nexo que guarda con la primera. A pesar de haberse rodado cuatro años después de la original, mantiene la misma línea, aunque algo deslucida, y cierra muy bien la saga. Y la tercera, Ginger Snaps 3: El Origen es una precuela de las otras dos, ambientada en el siglo XIX canadiense. Las protagonistas son antepasadas de Brigitte y Ginger, pero por suerte las actrices son las mismas. Únicamente puedo poner la mano en el fuego por la primera, aunque si os soy sincera me vi las tres películas del tirón, así que quizá os enganchen. Y esto es todo por hoy. Espero haberos despertado el gusanillo y que le deis una oportunidad, sobre todo si os apetece algo fresco y diferente, relacionado con el mundillo de los hombres-lobo. ¡Nos vemos en el próximo artículo!

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