Crítica de Lux Aeterna (2019, Gaspar Noé)

lux aeterna

Lux Aeterna es la nueva creación de Gaspar Noé que Filmin estrenó este pasado 22 de enero. Lo que se suponía un trabajo para la marca de moda francesa Yves Saint Laurent se convierte en manos del rompedor cineasta en otra locura más a las que nos tiene, afortunadamente, ya acostumbrados. La película viene protagonizada por Charlotte Gainsbourg (Nymphomaniac) y Béatrice Dalle (Al Interior), dos torrentes de enérgica fantasía que dan vida a dos actrices (¿ellas mismas?) inmersas en un intenso proyecto cinematográfico.

El metacine de Gaspar Noé en Lux Aeterna

Se le pidió un encargo y el resultado fue algo poco menos de una hora de metraje cegador repleto de ansiedad. En un lugar cerrado, oscuro, pero lleno de salvajes colores dos mujeres hablan sobre un proyecto inminente. Una de ellas da un salto de la interpretación a la dirección (Béatrice Dalle), la otra es una aclamada y admirada actriz (Charlotte Gainsbourg).

Las dos intérpretes charlan, una es discreta e interesante, la otra es un torbellino vocinglero que conoce bien los excesos y las drogas. La sugestiva conversación representa una introducción para el espectador, que asiste al encuentro de las dos mujeres como si también formara parte del proyecto. Cuando la charla da término, se inicia el caos en el back stage desarrollándose toda la fuerza lumínica de Lux Aeterna.

Por supuesto, el creador francoargentino no pierde oportunidad de hablar en sus películas de uno de los temas que más gusta tratar: el cine. Lux Aeterna, además de desarrollarse en un plató, es cine puro, y el anuncio se vuelve rodaje y la conjunción de moda y cine, arte.  La importancia del producto cinematográfico desde una perspectiva fuerte, trascendental y profundamente creativa nos extasía a todos. La energía de la obra de Noé se mantiene intacta con su nueva película.

Mujeres brujas entre bambalinas

La metaficción está presente en los diálogos de la cinta y es reforzada por textos ajenos a la ficción que nos describen citas y pensamientos de grandes del cine como, Carl Theodor Dreyer y Jean-Luc Godard. De hecho, la película inicia con imágenes de un clásico del cine europeo de los 40, Dies Irae, y que tiene como contexto una caza de brujas en la Dinamarca del siglo XVII.

La mujer y la bruja son, por tanto, elementos centrales en Lux Aeterna que quiere dejar reducidos a cenizas. Gainsbourg es acosada durante el rodaje y forzada a terminar la escena, a pesar de que nada sale como debería, mientras que a Dalle tratan de arrebatarle la dirección de la película.

Gainsbourg se enfrenta a un extraño papel, una especie de bruja que tiene que ser abrasada, en un rodaje descontrolado y atrapado por la ficción. La pareja formada por Béatrice y Charlotte es muy potente, aunque termine separándose en pantalla. Comienzan juntas y se desintegran, como lo hace la propia Lux Aeterna, que se quema.

La película imprime luz y color en repetidas ráfagas y la composición actoral se desbarata a medida que avanzan los acontecimientos. Los fotogramas ayudan a esa sensación de descomposición de los personajes que conforman el rodaje de la ficción dentro de la ficción y el espectador se ve forzado a dividir como puede su atención en una pantalla fragmentada. La música no es un mero accesorio, suena de fondo en clásicos estruendosos y fácilmente reconocibles que dan aún más fuerza y dinamismo sonoro a las ya sugerentes imágenes.

Conclusiones de Lux Aeterna

Lux Aeterna, por si no había quedado claro con el tráiler o con las intenciones de su director, se trata de un producto auténtico y experimental de Gaspar Noé que vuelve a dejar fluir toda su creatividad en la pantalla con su nueva idea, que es todo un estallido de color y sensaciones. Gaspar Noé es capaz de acariciar los prejuicios de los espectadores, aunque, claro, no logre convencer a todo el mundo. Si bien Lux Aeterna puede ser un breve y efectivo ejercicio para los más escépticos pero con curiosidad por el cine de arte. Eso sí, vaya por delante la advertencia para los más sensibles a la luz que puede volverse eterna en la retina de quien mire.

Filmin