Qué más se puede decir a estas alturas de este mito del terror que nos ha atormentado y se ha alimentado de nuestra sangre durante siglos. Uno de los personajes de cine más laureados de todos los tiempos, el vampiro por antonomasia. Desde su creación, en el año 1897 de la pluma y mano del escritor irlandés Bram Stoker, Dracula ha pasado del papel a la gran pantalla en numerosas ocasiones, casi incontables. Por ello, ha sido encarnado, con más o menos acierto, por multitud de actores. A continuación, -siempre con el permiso de Max Schreck que no está en este ranking porque su personaje fue llamado Conde Orlok por cuestiones de copyright-, os presento a cinco de los actores que, a mi juicio, han tenido más relevancia por un motivo u otro:
BELA LUGOSI
Como acabamos de decir, el Conde creado por Stoker ha sido interpretado por numerosos actores. Sin embargo, el genuino es Bela Lugosi. El transilvano que lo convirtió, con su magnífica interpretación, en un mito de la historia del cine de terror contemporáneo.
En 1931, de la mano del director Tod Browning, Lugosi es el encargado de interpretar por primera vez en una película al Conde Dracula. Es importante resaltar el matiz de “en una película” porque Bela Lugosi ya había interpretado a este personaje durante una larga temporada en la obra de teatro escrita por Hamilton Deane. En realidad, se puede decir que la película era más una adaptación de dicha obra de teatro que de la propia novela de Stoker.
Siempre se ha dicho que Bela había nacido para encarnar a Dracula y que el destino se encargó de que así fuera ya que, curiosamente, pudo interpretarlo gracias al fallecimiento de Lon Chaney, el actor elegido inicialmente para ese papel. A partir de ese momento, Bela Lugosi se convirtió en un icono del cine de terror y se puede decir que, del mismo modo, el personaje acabo devorando a la persona. Incluso él mismo quiso huir de su encasillamiento en el cine de terror, cosa que le llevo a rechazar papeles tan importantes como el de Frankenstein, pero no le fue nada fácil.
Su carácter y sus más que posibles problemas mentales (muchos decían que dormía en un ataúd e incluso que bebía sangre) hicieron que su carrera como actor degenerara hasta el punto de casi acabar en la indigencia. En el ocaso de su vida, actúa requerido por Ed Wood, ferviente admirador de su obra. Rueda con él su último y póstumo film, Plan 9 del Espacio Exterior en 1956. Como curiosidad decir que su funeral lo costeó Frank Sinatra.
Algunas de sus otras películas fueron: La Legión de los Hombres sin Alma, La Isla de las Almas Perdidas, El Cuervo, El Gato Negro y Abbott and Costello Contra los Fantasmas.
CHRISTOPHER LEE
«Christopher Lee es un soberbio Dracula. No creo que ningún actor haya trabajado este papel como él. Su porte y sus movimientos están muy cuidados. Lee tiene gran habilidad en dar emoción a sus escenas. Bela Lugosi no tenía sex-appeal, carecía del atractivo sexual de Lee. Éste tenía en primer lugar un fuerte elemento de sexo, como con las dos jóvenes de la casa, Lucy y Mina. Es lógico poner sexo en estas situaciones. La actuación de ambos era muy distinta. Bela Lugosi era todo melodrama, Christopher Lee era pura realidad. El Diablo siempre tiene su atractivo». De esta nítida manera describió Terence Fisher, en una entrevista concedida a Count Estrucht, la interpretación de Dracula por Christopher Lee.
En resumen, si Lugosi fue el Dracula más genuino, Lee fue, con diferencia, el más carismático. El Dracula cuya imagen se conserva con más arraigo en la retina de la mayoría de los amantes del género. Esa mirada con los ojos inyectados en sangre es marca de la casa y casi de la historia del cine de terror.
Este londinense, qué también fue músico, llegó a Hammer Productions gracias a su relevante papel en el film La Batalla del Río de la Plata. Esta productora no destacaba por realizar películas de gran calidad pero sí por conseguir un gran éxito con muchas de ellas. De este modo, en 1958, Lee se engalanó por primera vez con la vampiresca capa del Conde transilvano en Dracula, también conocida como Horror of Dracula. A partir ahí, encadenó no pocas películas interpretando a este siniestro personaje, siendo las más significativas Dracula, el Príncipe de las Tinieblas, El Poder de la Sangre de Dracula y Las Cicatrices de Dracula, entre otras muchas.
Después de desligarse de la Hammer y tras superar el bajón profesional producido por su encasillamiento interpretativo, resurgió de sus propias cenizas para dar vida a dos personajes por los que también será recordado. El primero, quizás el más emblemático después de Dracula, el malvado mago Saruman de la trilogía de El Señor de los Anillos; y el segundo, el Conde Dooku en la segunda trilogía de Star Wars.
WEI-QIANG ZHANG
He decidido introducir a Zhang en este especial porque, con toda seguridad, se trata del Dracula más incalificable de todos. Algo evidente desde el primer momento por su aspecto asiático, teniendo en cuenta que Dracula es originario de lo que hoy en día conocemos como Rumania. En este caso, Wei-Qiang Zhang nos ofrece a un Dracula estéticamente impecable, siempre elegantemente vestido y dejando de lado su vertiente más terrorífica para ofrecernos la más galante.
Del mismo modo, su interpretación en Dracula: Pages from a Virgin’s Diary también rompió moldes. Se trata de la primera adaptación al ballet de la obra de Bram Stoker. Sí, han leído bien, una adaptación teatralizada en una mezcla de musical-ballet-cine mudo que atrajo críticas y elogios por igual. Su director, el canadiense Guy Maddin, dijo en su momento que puede resultar una película agónica si no eres fan de los musicales.
FRANK LANGELLA
“Soy como un noble, un hombre elegante con un único problema social: tiene que beber sangre para ser inmortal”. Así definía Langella a su Dracula en la versión del mismo nombre que vio la luz en 1979 de la mano del director británico John Badham. Previamente, ya se había enfundado los colmillos largos en Broadway, lo que le valió una nominación a los Premios Tony.
Su gran atractivo le valió para considerarle el Dracula más atractivo y sensual visto en pantalla. No hay que olvidar que Langella coqueteó, sin mucho éxito, con el cine erótico.
Su papel en la película de Badham le abrió las puertas de Hollywood de par en par y llegó a ser considerado “el secundario de lujo” de la industria. Ha trabajado en superproducciones junto a directores tan aclamados como Ridley Scott. Pero su gran consagración internacional, y quizás algo tardía, llegó con Frost/Nixon de Ron Howard, donde interpretó, con nominación al Oscar incluida, al presidente Richard Nixon. Un personaje que, al igual que Dracula, moldeó previamente en los escenarios teatrales, esta vez de Londres y Nueva York.
GARY OLDMAN
Estamos, como no, ante otro de los grandes exponentes de la interpretación que ha dado vida al vampiro más famoso de todos los tiempos, el camaleónico y casi siempre villano Gary Oldman.
«Conseguida la revitalización del mítico Dracula. Magnífica ambientación neogótica. No se la pierda», escribía Fernando Morales en El País. Creo que es una gran descripción que resume perfectamente lo que significó el papel de Gary Oldman en Dracula de Bram Stoker, en lo que supuso la “resurrección” de Francis Ford Coppola como director.
Oldman consiguió, de un plumazo, modernizar el mito y darle un fantástico toque de deliciosa y romántica maldad, lo que le supuso el elogio de la mayoría de la crítica. Sin duda, unos de los puntos fuertes de su papel en la película de Coppola, la más fiel a la novela de Bram Stoker, es su capacidad para interpretar a varios Dracula a la perfección. Desde el decrépito anciano recluido en su castillo hasta el joven galán aristocrático capaz de enamorar a la chica sin poderes sobrenaturales. Sin olvidar, claro está, las versiones más monstruosas, como la criatura mitad hombre, mitad murciélago. Sublime.
También podemos disfrutar de Gary Oldman en JFK, El Quinto Elemento, Batman Begins, Amor a Quemarropa y El Libro de Eli, entre muchas otras.
Bonus: LESLIE NIELSEN
Y para acabar con un toque terroríficamente divertido, tenemos a un maestro del humor absurdo como Leslie Nielsen en: Dracula, un Muerto muy Contento y Feliz. Posiblemente el Dracula más torpe, superficial e inverosímil que hayamos visto. Capaz de sacarnos una carcajada sin saber por qué nos estamos riendo. Esta película se podría haber titulado igualmente Muerde Como Puedas porque no deja de ser una sucesión de gags al más puro estilo Nielsen. ¡Le echamos de menos!