Informa The Guardian que Kenny Baker, el actor británico que encarnó al entrañable R2-D2 en la franquicia Star Wars, ha fallecido a la edad de 81 años después de una larga enfermedad.
Antes de ser contratado por George Lucas para Una Nueva Esperanza en 1977, el actor de 1,12 m había formado una carrera en el arte del circo sobre hielo. Tras el éxito de la película, Baker repitió el papel en las demás entregas (El Imperio Contraataca, El Retorno del Jedi, La Amenaza Fantasma, El Ataque de los Clones, La Venganza de los Sith, El Despertar de la Fuerza). En el rodaje de Star Wars: Episodio VIII, debido a su delicado estado de salud, fue sustituido por Jimmy Vee (Doctor Who). Baker también intervino en otros films que han pasado a la historia, como Los Goonies, Flash Gordon o Los Bandidos del Tiempo.
Como curiosidad, añadir que Baker fue también un Ewok (de nombre Paploo) en el sexto episodio de la saga galáctica. De hecho, no es otro que el que roba el speeder imperial en una de las secuencias más recordadas de la película.
Cualquier fan de Star Wars que se precie conocerá los rifirrafes que Baker matenía con Anthony Daniels (C-3PO). En una de sus últimas entrevistas, confesó: «Al principio pensaba que era yo, pero me he dado cuenta de que Anthony no se lleva bien con nadie. Es y será una persona incómoda. Si se calmaba y socializaba con los demás, podíamos hacer una fortuna. Se lo pedí como cuatro veces y la última vez me miró como si fuera un trozo de mierda. Me dijo: «No voy a esas convenciones. Desaparece, enano». Me degradó y me hizo sentir pequeño… Buscando una mejor expresión. Es borde con todo el mundo, incluso con los fans».
Su sobrina Abigail Shield ha hablado sobre la pérdida: «Se esperaba, pero es triste de todas formas. Tuvo una vida muy larga y satisfactoria. Hizo feliz a mucha gente y celebramos el hecho de que mucha gente de todo el mundo le quiera. Estamos muy orgullosos de lo que consiguió en vida».