Crítica: ‘The Descent’ (2005, Neil Marshall)

The Descent

The Descent gira alrededor de la expedición espeleológica de un grupo amigas. Tras la traumática muerte del marido de una de ellas, el grupo de amigas de aventura a la exploración de una remota cueva. Lo que empieza siendo una bonita y entretenida excursión rocosa se empieza a torcer al derrumbarse uno de los túneles por donde han pasado y descubrir que no se encuentran en la cueva esperada. A partir de entonces empezará una lucha por la supervivencia sin cuartel entre ellas y unos seres depredadores.

Director: Neil Marshall
Reparto: Shauna Macdonald, Natalie Jackson Mendoza, Alex Reid, Saskia Mulder, Nora-Jane Noone, MyAnna Buring, Oliver Milburn, Molly Kayll, Craig Conway

En esta ocasión nos centramos en una obra catalogada como film de culto dirigida por el director, editor y guionista Neil Marshall. El cineasta de origen inglés se inició como director con la comedia de terror Dog Soldiers (2002) y ha dirigido proyectos como Doomsday (2008) o Centurion (2010), además de dirigir Aguasnegras y Los vigilantes del muro, dos de los grandes episodios de Juego de Tronos. The Descent fue su segundo gran largometraje gracias al cual ganó el British Independent Film Award como mejor director y el Premio Saturn a mejor película de terror. Por todo ello y por disfrutar de una esperada buena obra de terror, The Descent es la obra elegida para el artículo de hoy.

Hay que reconocer que estamos ante un film diferente por su complexidad o más bien dicho, por su ambición dentro del cine en general. La obra pasa por diferentes fases, la cuales encarnan en cierta forma diferentes géneros. En sus primeros pases, la historia se centra en el personaje de Sarah y la traumática muerte de su marido. Su personaje, interpretado por la escocesa Shauna Macdonald, encarna a la perfección con la idea de que toda película tiene su base en el drama. Un buen e intenso trabajo interpretativo complementado por una meticuloso trabajo argumental permiten a la obra empezar de forma realmente buena, todo ello con latigazos de un terror con tintes de suspense tremendamente efectivo. El drama como lienzo en blanco sigue su camino hasta prácticamente el inicio de la fatídica excursión.

A pesar de mantener el sorprendentemente meticuloso trabajo argumental, la historia abandona en cierta forma el drama una vez empieza la expedición espeleológica para ahondarse en el terror más claustrofóbico. En la cúspide del terror claustrofóbico y en especial el terror en las cuevas tenemos La Cueva (2014) del español Alfredo Montero. Alguna de las escenas en esta parte del film pueden llegar a recordar ligeramente la obra maestra del director español. En este momento se apuesta por una vertiente de terror que personalmente encuentro tremendamente eficaz. El terror claustrofóbico bien trabajado es una de las mejores sensaciones dentro del género. El drama como lienzo en la parte inicial deriva en una efectiva sensación de terror, siempre con el suspense como nexo de unión. Estamos ante los mejores momentos del film.

Con la aparición de las criaturas en la laberíntica cueva la obra vuelve a virar. Al ya abandonado drama se le une el terror más claustrofóbico para convertirse en una obra puramente de acción. Sigue en el terror, aunque un terror mucho menos efectivo, más al servicio del entretenimiento. Las treintañeras amigas muestran su talento con la escalada y su vertiente más violenta para enfrentarse a las criaturas ocultas. Como si de una expedición militar en un planeta recondido se tratara, la obra empieza a desarrollarse de forma violenta y entretenida, sin llegar en ningún momento a ser trepidante. No hay rastro de drama, ni tampoco del efectivo terror que se había podido catar hacía apenas unos pocos minutos. En este momento sobresale también la vertiente de supervivencia. Sin llegar al nivel de Kelly Reilly en Eden Lake (2008), todas y cada una de las protagonistas se alzan en mayor o menor medida como supervivientes, con un buen trabajo fotográfico a su merced. Violentas y llenas de sangre, las amigas se enfrentan solas o en compañía a las criaturas que les acechan. Nos situamos ante la parte más floja del film, el terror al servicio del más puro entretenimiento se aleja de la esencia del propio género como tal.

En la parte final se añade un tinte más de thriller psicológico a la aventura gracias al trauma de Sarah aliñado en la parte inicial. A pesar de estar ante uno de los momentos más arriesgados del film y de la dudosa y extraña venganza que se lleva a cabo, la vuelta de tuerca que da la obra en sus ultimas escenas es realmente buena. Nunca es fácil terminar una historia y The Descent lo consigue de forma más que correcta.

Párrafo aparte se merece todo lo que rodea a la historia central. El trabajo fotográfico y el trato argumental son espléndidos. Destacar también el buen trabajo global de todas y cada una de las actrices protagonistas, con Shauna Macdonald interpretando a Sarah Carter como eje central en la parte más psicológica o dramática y la australiana Natalie Mendoza interpretando a Juno Kaplan como eje central en la parte más puramente entretenida.