Crítica de Satanás, El Reflejo del Mal (1980, Ulli Lommel)

Satanás, El Reflejo del Mal

Durante su infancia, una pareja de hermanos comete un crimen contra el amante de su madre. Veinte años después, las consecuencias de ese asesinato seguirán acechando a los dos jóvenes, quienes intentan llevar una vida normal y olvidar lo ocurrido.

Ulli Lommel, cineasta especializado en subproductos casposos para videoclub, realizó en 1980 esta curiosa película que, pese a las carencias presupuestarias, que son muchas, termina siendo extrañamente efectiva y… especial.
Tampoco hay mucho que decir, no me voy a volver loco tratando de encontrar diamantes donde no los hay. Satanás, El Reflejo del Mal, no deja de ser lo que es, una de esas películas de videoclub cuya carátula molaba bastante más que el contenido, pero en este caso concreto me atrevería a decir que, pese a su evidente imperfección, posee más ideas y momentos rescatables que la mayoría de productos de este tipo.

Se trata de una película, para empezar, con muy buen ritmo. Y no lo digo porque sea corta, ya que hay películas cortas que se hacen eternas, sino porque de verdad apenas hay tiempos muertos aquí. Es curioso porque este tipo de películas “cutres pero con encanto de videoclub” suelen tener una narrativa aburridísima, lo cual echa a perder cualquier buena premisa, y por mucho que los más nostálgicos nos intenten hacer creer que las películas de serie B o Z eran pura diversión, la realidad es que no lo eran. Eran soporíferas, y para dar con una decente o al menos divertida de verdad había que tragarse mucho tostón.
Como ya digo, no es una película espléndida, y no está exenta de momentos ridículos (la escena del “beso mortal”, el cristal adherido al zapato, etc), pero aunque solo sea por el modo en que mezcla subgéneros (slasher, objetos malditos, posesiones), por cómo se adelanta cuatro años a Pesadilla en Elm Street y por algunas secuencias inquietantes por razones que no termino de comprender, como la escena en que una camisa es desgarrada por manos invisibles o ese tramo final en el que la película muta en El Exorcista de Hacendado, convierten a Satanás, El Reflejo del Mal, en un título que destaca por encima de la media (dentro de las de su clase). Una película-montaña rusa que empieza como un plagio de Halloween, de John Carpenter (plano subjetivo incluido) y se desarrolla como una historia de maldiciones y posesiones. ¡Y hasta muere un niño!

La tenéis en Filmin.