Crítica de Rituals (1977, Peter Carter)

Rituals

Rituals presenta a un pequeño grupo de médicos y cirujanos que se reúne para ir de excursión al río. Allí se verán acosados por una presencia hostil que los acecha entre los árboles.

Sé lo que estáis pensando: “Eso es Deliverance”. Y sí, es la misma sinopsis que la mítica película de John Boorman, no lo negaré, como tampoco negaré que Deliverance es bastante mejor que Rituals, pero cuidado, hay algunas cosas que rescatar en esta tardía explotación desvergonzada de la obra de Boorman. ¿Explotación? ¿Secuela no oficial? En fin, no sé cómo llamarla.
Esto me lleva a una pregunta: ¿Todas las películas del estilo posteriores a Deliverance son explotaciones? No, claro que no. El urbanita contra el campo, el ejecutivo versus el redneck endogámico y el choque cultural que termina en sangrienta tragedia es un subgénero en sí mismo (que me encanta, por cierto). Desde La matanza de Texas hasta Las colinas tienen ojos, pasando por Southern Comfort y hasta la española Bosque de sombras. Distinto tono y nivel de horror, unas más grotescas que otras… Porque aunque el tema sea, en esencia, siempre el mismo, en realidad son títulos que, en sus formas, difieren bastante.
Pero Rituals es otra cosa. Toma la premisa de Deliverance cinco años después y la repite de una forma bastante exacta, pero con mucha más torpeza y un bajo presupuesto que hace que, en ocasiones, parezca que estamos viendo algo casi amateur. Por otro lado, gracias a esto mismo, la película se acerca a la estética sucia, granulosa, casi documental, de La matanza de Texas, lo que le otorga esa aura de cine de guerrilla, como si Werner Herzog hubiese rodado un delirante remake de Deliverance con Hal Holbrook en vez de Klaus Kinski.

La cuestión es, ¿funciona Rituals? Por momentos. No es una gran película, está dirigida con torpeza, el ritmo no acompaña, falta un villano que nos impacte y en ocasiones es tan oscura que no sabemos con exactitud qué está ocurriendo (supongo que esto se debe al bajo presupuesto y la imposibilidad de realizar un buen trabajo de fotografía), pero cuando logra tomar las riendas y abrazar la lucidez, alcanza momentos asfixiantes e inquietantes. En esas escasas secuencias, Rituals llega a ser lo que debe ser un survival horror. ¿El problema? Que esos momentos son una minoría, abundando por encima de todas las escenas de diálogos que pretenden dar más profundidad a unos personajes que nunca terminan de interesarnos.

Sea como sea, recomiendo darle una oportunidad. Es una película fallida, pero me ha dejado más poso que otras muchas películas fallidas que he visto, así que supongo que algo tendrá que la hace mejor y distinta.