Guardianes de la Galaxia Vol. 2 recupera a Peter Quill, Drax, Gamora, Mapache y Groot en su lucha por mantener unida a su nueva familia, mientras intentan resolver el misterio de los verdaderos orígenes de Quill.
Director: James Gunn
Reparto: Chris Pratt, Zoe Saldana, Dave Bautista, Bradley Cooper, Vin Diesel, Michael Rooker, Karen Gillan, Kurt Russell, Sylvester Stallone, Elizabeth Debicki, Tommy Flanagan, Sean Gunn, Pom Klementieff, Chris Sullivan.
Hace ya tres años, el Universo Cinematográfico de Marvel aparcó momentáneamente a Los Vengadores para afrontar un nuevo camino de la mano del ex-Troma James Gunn (Super); Guardianes de la Galaxia fue un movimiento arriesgado por parte de la Casa de las Ideas que pudo haberse estrellado con facilidad, pero esta colosal space opera encandiló al público y a la taquilla, resultando la película de superhéroes más taquillera de 2014. Las razones de su éxito pueden encontrarse en su carismático reparto, la marcada estética pulp, la electrizante banda sonora bautizada como Awesome Mix y, sobre todo, la pasión de Gunn por sacarle jugo a unos personajes -creados en los 60 por Arnold Drake y Gene Colan– no tan conocidos como otros.
Salvando la espléndida Capitán America: El Soldado de Invierno, Marvel suele generar secuelas bastante sosas de sus hits. Lamentablemente Guardianes de la Galaxia Vol. 2 no es una excepción: es más grande, pero no mejor.
Uno de los puntos más sólidos de Guardianes de la Galaxia era su capacidad de mezclar humor, drama y acción sin que el conjunto nos pareciera tonto ni demasiado intenso. En Guardianes de la Galaxia Vol. 2, ese equilibrio ya no existe. Debido al exceso de humor precocinado (y cuando digo exceso, me refiero a chistes forzados cada cinco, diez minutos que llegan a cansar), los personajes que tanto queríamos, aquellos carismáticos assholes forzados a cooperar, son meros espejismos: Drax (Dave Bautista) es ahora el payaso de la función, cuya utilidad en la trama completa Mantis (Pom Klementieff); Gamora solo está ahí para saldar cuentas con Nebula (Karen Gillan); Groot (Vin Diesel), ahora bebé, existe para que quieras comprarte la figura Funko, y Rocket (Brandon Cooper) y Peter Quill (Chris Pratt) solo son tan buenos como el guión les permite ser. Eso sí, el trabajo de dos pesos pesados como Michael Rooker (Yondu) y Kurt Russell (Ego) bien vale el precio de la entrada: Gunn da al primero nuevas y refrescantes posibilidades -más importantes de lo que parecen-, y el segundo, que interpreta al padre de Quill, es el oxígeno que necesita Guardianes de la Galaxia Vol. 2. Es difícil despegar los ojos de la pantalla cuando aparece el intérprete de Snake Plissken. Y cuando uno ve a Sylvester Stallone en el mejunje galáctico con un corto pero interesante rol, no puede evitar pensar en lo que fue Tango & Cash.
No hay sensación de peligro real en una sucesión de secuencias resueltas deprisa y corriendo con canciones pop de antaño. El drama es torpe, de baratillo. Lo realmente interesante sucede en segundo término. No pido Ciudadano Kane, pero sí algo al nivel de Capitán America: Civil War, Iron Man o la más reciente Doctor Extraño.
Las cosas como son: Guardianes de la Galaxia Vol. 2 disfruta de pasajes sumamente memorables. El viaje a los nuevos planetas, la escena del bosque con Rocket y los Saqueadores, los gags de Groot en la prisión, el viaje multidimensional a lo Tex Avery, y las continuas referencias a David Hasselholff nos recuerdan que el potencial sigue estando ahí. Demasiado bueno para desperdiciarlo.
¿Volverá el agua a su cauce en Guardianes de la Galaxia 3? Marvel, la bola de energía cósmica está en tu tejado.