Critica de ‘Megan is Missing’ (2011, Michael Goi)

Megan is Missing

Sí, lo sabemos, el subgénero found footage metraje encontrado no ha aportado grandes títulos al cine de terror (salvando alguna que otra excepción), aunque sí lo revolucionó, volviendo a llamar la atención al público el género y siempre nos podemos topar con alguna cinta interesante y desconocida, como es el caso de Megan is Missing.

Desde que The Blair Witch Project (El Proyecto de la Bruja de Blair) apareció en nuestras vidas allá por 1999, muchos directores se quisieron subir al carro de este tipo de formato de cine de terror haciendo puras fotocopias del film de Daniel MyrickEduardo Sanchez, por lo que quedó una serie de películas idénticas una de la otra, desgastando, así, esta técnica de cine. Pero siempre hay alguien que no se queda con lo básico, e intenta darle una vuelta de tuerca a lo que ya existía, como hizo el estadounidense Michael Goi en su ópera prima, Megan is Missing, incluyendo el método screenlife, o lo que es lo mismo, metraje encontrado grabado con una webcam que graba lo que les sucede a los protagonistas mientras hacen uso de su ordenador, método que también podemos ver en cintas como Eliminado o, más recientemente, Searching.

Pero no es esta técnica la que hace que esta película tenga particular interés, sino su trama que va ascendiendo desde el thriller de sobremesa hasta el terror más espeluznante, el terror real que podemos vivir nosotros en primera persona. Megan es la chica popular del instituto, usada por todos para distintos fines, menos por Amy, su mejor amiga, que mantendrán una simple y verdadera relación de amistad sin conveniencias. A través de las pantallas de sus ordenadores, podemos ver como la candidez de Amy cohesiona perfectamente con la locura adolescente de Megan y este es el primer elemento que podemos observar en la película y el punto de origen de la trama: Amy siempre será para Megan la voz de su conciencia, pero siempre caerá en la tentación de cometer un acto de rebeldía adolescente dejándose llevar por lo que le pidan los demás. Aquí parte el grueso de la trama, cuando nuestra alocada protagonista conoce a Josh por internet, un supuesto chico que quiere tener una cita con ella, y que confía en él por una foto que le manda una de esas falsas amigas, ya que el desconocido no muestra el rostro en ningún momento. Tras el encuentro con el chico, Megan desaparece, y Amy desconfía de Josh, presumiendo haber sido su amiga secuestrada por él.

Con esta trama más cercana a un telefilm o a una película de adolescentes en plena efervescencia hormonal, se esconde un guion simple pero muy efectivo. No hay artificios, no hay banda sonora y no hay más efectos que la narración de la desaparición de una chica contada a través de imágenes y vídeos de archivo, un metraje que engancha desde el primer minuto y que genera tensión desde el punto de inflexión de la trama. Megan is Missing sirve como cuento cautelar, mostrando los peligros que tiene la nueva forma de socializar a través de internet, con un tramo casi pedagógico y un tercer acto cuyas imágenes se nos quedarán grabadas en la retina para siempre. Michael Goi también aprovecha la ocasión para denunciar el tratamiento abusivo por parte de las noticias y programas de televisión a este tipo de sucesos.

Recalcar que parte del encanto que emana Megan is Missing reside en la naturalidad del reparto, en concreto sus dos protagonistas: Amber Perkins en el papel de Amy y Rachel Quinn en el de Megan -como curiosidad, no han vuelto a trabajar en nada más relevante pese a su gran trabajo aquí-. Eso hace  real a la cinta y aunque los hechos que se relatan son ficticios pese a que la película rece que está basada en hechos reales, Goi solo quiere reflejar un tipo de acontecimientos que tristemente son habituales en todo el mundo.

No tengáis jamás prejuicios sobre los distintos títulos found footage que os podáis encontrar, siempre hay películas realizadas a través de esta técnica que os pueda sorprender, crear tensión y producir verdadero terror, como es el caso de esta película que no os podéis perder.