Crítica de ‘Hereditary’ (2018, Ari Aster)

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En medio de una época donde la mayoría de las películas de terror se basan en la misma formula una y otra vez, hay algunas películas (la gran mayoría Indies) que intentan innovar y hacer algo nuevo con un presupuesto muy limitado. Y en ese contexto apareció Hereditary, que vino de la mano de la productora A24 que hace unos años nos maravilló con La Bruja,  con un desconocido director, pero con una gran actriz como es Toni Collette (El Sexto Sentido) a la cabeza del reparto.

La película nos cuenta la historia de una pareja, con un hijo y una hija (Alex Wolff y Milly Shapiro respectivamente) cuya matriarca acaba de morir, y que, a pesar de que su relación no era especialmente buena, se ven completamente sobrepasados. La madre (Toni Collette) empieza a notar una presencia extraña, y muchas desgracias empiezan a suceder.

Hereditary es la perfecta mezcla entre el terror mainstream y el terror indie, aunque ha sido una película amada y odiada a partes iguales. Desde el primer minuto puedes ver que Ari Aster tiene mucho talento, pero destaca en una puesta en escena muy marcada, usando la gran mayoría del tiempo planos enteros y planos generales, con la finalidad de dar el mayor realismo posible y de sumergir al espectador en la historia.

El reparto en general está fantástico, pero destaca Toni Collette con posiblemente el mejor papel de su carrera. También sorprende Milly Shapiro con un papel que te consigue perturbar con muy poco diálogo (algo muy difícil de hacer). Personalmente me encanta el papel que tiene Gabriel Byrne en el padre de la familia, quizá un papel algo secundario dentro de lo que es la historia, pero que va cobrando protagonismo y importancia a medida que se acerca el final.

Una película que será amada por los seguidores del terror indie, pero que será odiada por algunas personas que estén acostumbradas a los jumpscares (algo de lo que Hereditary prescinde completamente).

Personalmente me parece una de las mejores películas de terror de los últimos años, un debut muy prometedor de un director con mucho talento y un festival de grandes actuaciones, de una música que me recuerda un poco a la de El Resplandor, y un juego con las sombras que te hará quedarte inmóvil en tu asiento.

En resumen, una película que debería ver aquel que se quiera dedicar al cine o la gente que ame el cine que sale un poco de lo habitual.