Crítica: ‘Kong: La Isla Calavera’ (2017, Jordan Vogt-Roberts)

Kong: La Isla Calavera

Kong: La Isla Calavera arranca cuando un grupo de hombres decide viajar a una misteriosa isla donde Dios no completó la creación para investigarla por primera vez en la historia. Una isla habitada por monstruos y un gorila gigante que no les darán una cálida bienvenida.

Director: Jordan Vogt-Roberts
Reparto: Tom Hiddleston, Brie Larson, Samuel L. Jackson, John Goodman, John C. Reilly, Toby Kebbell.

Vogt-Roberts (The Kings of Summer, Metal Gear Solid) utiliza la misma base de la historia que siempre se ha contado sobre el mito de King Kong y la moldea su manera para firmar una obra única. Lo moderniza con una buena dosis de CGI haciendo que La Isla Calavera parezca un lugar completamente nuevo, más parecido a la selva de Vietnam con largartos gigantes que a una isla completamente perdida. Su estética se asemeja mucho a largometrajes como Apocalypse Now, creando escenas que se quedan grabadas a fuego en el cerebro (como el debut de Kong, probablemente la más vistosa y espectacular presentación que ha tenido este simio de treinta metros). Inevitable acordarse, también, de Jurassic Park.

Kong: La Isla Calavera lanza un suculento mensaje hacia el hombre y su ansia por ultrajar y destruir todo lo que, a priori, desconoce. Sin ir más lejos, es uno de los personajes el que deja claro que, en ocasiones, el enemigo no existe, sino que se lo busca uno mismo. Diálogo que Vogt-Roberts utiliza para enviar un mensaje de sentimiento anti-belicista para el público. Por lo tanto, no hay lugar para una historia de La Bella y la Bestia en esta nueva adaptación del mito que Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack llevaron por primera vez a la gran pantalla en 1933.

La narrativa visual de Kong: La Isla Calavera es verdaderamente espectacular. Tanto el diseño de Kong como el de los monstruos que habitan la isla –sobre todo, esos búfalos- son una auténtica maravilla, un regalo para los ojos. En los momentos de acción, Vogt-Roberts (un declarado fan de los videojuegos) intercala la tercera persona con los planos subjetivos -al más puro estilo FPS (First Person Shooter)- para que el espectador se sienta inmerso en esos combates contra arañas gigantes o aves mutantes. El único pero que se le podría echar en cara a la cinta de Jordan-Vogt Roberts es el descenso de ritmo en el segundo acto. 

Pero, grosso modo, Kong: La Isla Calavera cumple lo que prometía con creces: acción, monstruos y traer de vuelta a nuestro querido simio que tanto echábamos de menos los amantes del fantástico. Y no será la última vez que le veamos, ya que, al haberse incorporado en el nuevo Monsterverse de Legendary Pictures, se verá las caras con Godzilla en un futuro no muy lejano.